Reforestar con drones, un plan piloto para salvar a los koalas en Australia

El pequeño koala fue nombrado Ash (Ceniza) en honor a los marsupiales que murieron en los incendios forestales de Australia. Foto: captura.

El pequeño koala fue nombrado Ash (Ceniza) en honor a los marsupiales que murieron en los incendios forestales de Australia. Foto: captura.

Ash (Ceniza) es uno de los koalas que sobrevivió tras los incendios forestales de Australia. Foto: captura.

Plantar semillas de árboles con drones en Australia, cuyos bosques fueron calcinados por los devastadores incendios forestales de 2019-20, es parte de un plan piloto que está a punto de comenzar para restaurar los hábitat de los koalas y salvarlo de la extinción.

El proyecto del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF Australia), que pretende plantar 100 000 árboles en tres años, comenzará con el lanzamiento de un dron en abril o mayo próximo, cuando terminen las lluvias que caen este verano austral por el fenómeno de La Niña, según explicó el gerente de Restauración de la ONG, Stuart Blanch.

Los drones pueden lanzar hasta un máximo de 40 000 semillas por día, lo que de tener éxito puede abrir la puerta para acelerar el cumplimiento de un proyecto más ambicioso de WWF Australia: plantar y conservar 2 000 millones de árboles para el 2030.

WWF aún estudia si la reforestación se hace mediante cápsulas que contienen varias semillas mezcladas con tierra artificial y abono, o las lanza en granel sobre diversas superficies, incluso inclinadas y de difícil acceso, sopesando tanto el coste como las probabilidades de germinación.

"Queremos ver si los drones son buenos para la restauración de los hábitat de los koalas. En el futuro, si es que llegan a funcionar, podrán diseminar millones de semillas en el este de Australia para ayudar en la recuperación de los incendios y las sequías, pero primero tenemos que demostrar que funcionan", precisó Blanch.

Daños colosales

El sueño de la reforestación de Australia fue gravemente afectado por los incendios del llamado Verano Negro de 2019-20, que mataron a 34 personas y calcinaron más de 5 000 edificaciones y 186 000 kilómetros cuadrados de terrenos, un área similar a la de Siria y de los cuales un 70 % eran bosques.

Los fuegos, considerados entre los más largos y dañinos en Australia, también causaron que unos 7 000 millones de árboles se quemaran o dañaran y que 3 000 millones de animales, entre ellos 60 000 koalas, perecieran en las llamas o, tras huir de ellas, quedaran heridos o sin hogar.

Más de un año antes de la catástrofe, WWF ya había alertado de que los koalas podían desaparecer antes de 2050 en el estado de Nueva Gales del Sur por la tala de bosques, una actividad que también es intensa en el vecino estado de Queensland, donde es considerado vulnerable.

Paradójicamente, son Nueva Gales del Sur y Queensland "las mejores oportunidades que tenemos para salvar a los koalas porque tienen una buena diversidad genética", precisó Blanch.

A contrarreloj

Para salvarlos, WWF lucha a contrarreloj para crear corredores seguros en los hábitat de estos marsupiales que han sido fragmentados por los incendios, teniendo en mente que no solo basta plantar árboles sino también verificar que éstos crezcan lo suficiente.

Y es que, para que un eucalipto se convierta "en el mejor hábitat de un koala tiene que tener normalmente 37 centímetros de diámetro. Esto significa que probablemente tenga 20 o 30 años de edad", explicó el representante de WWF Australia.

Pero Blanch confía en que no se espere tanto al contar que ha visto "koalas en árboles de cinco metros de altura y unos dos o tres años de edad", aunque admitió que "no es el mejor de los hábitats porque no son altos ni les permite escapar de otros animales, como los perros, o no tienen suficientes hojas jugosas con proteínas".

Para el experto de WWF, lo ideal sería que en Australia se permita a los bosques regenerarse naturalmente, así como que se detenga la destrucción de los hábitats de los koalas mediante leyes y poniendo fin a la tala de árboles, a lo que suma, entre otras medidas, incentivos para que los agroganaderos designen zonas de conservación.

Blanch también abogó por la promoción de las prácticas tradicionales aborígenes, que consisten en crear incendios controlados y de baja intensidad en los bosques que no han sido afectados por las llamas porque "las semillas de eucalipto germinan a menudo tras un fuego".

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