Un recorrido expone los secretos ocultos de La Circasiana

Una representación teatral de Giacinto Pankeri (izquierda) y el mayordomo Manuel. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO

Una representación teatral de Giacinto Pankeri (izquierda) y el mayordomo Manuel. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO

En uno de los patios, la recreación de las momias de Maranga, traídas a Quito por Jacinto Jijón, tras una excavación en 1925. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO

Los claroscuros de Jacinto Jijón y Caamaño, un emblemático personaje de la aristocracia quiteña del siglo XX, se exponen en un recorrido teatralizado. En el Palacio de La Circasiana se repasa la historia que hay detrás de los detalles más notables de la decoración del inmueble más antiguo del sector de La Mariscal.

El colectivo Mediarte está a cargo de este recorrido nocturno. Hay seis personajes que relatan pasajes de la vida del primer Alcalde elegido en Quito en 1946, quien también se destacó en facetas como historiador, arqueólogo y coleccionista de arte ecuatoriano.

El trayecto se inicia cuando Manuel -representación teatral de su mayordomo- recibe a los visitantes y los conduce hacia el interior del Palacio. El espacio fue construido en los terrenos adquiridos a la comunidad indígena de Santa Clara de San Millán, en 1890.

Él relata cómo Manuel Jijón y Larrea junto a su esposa Dolores Caamaño decidieron construir una quinta alejada de la ciudad. Eran los tiempos de pugna entre liberales y conservadores, siendo esta familia, parte de estos últimos.

Una representación teatral de Giacinto Pankeri (izquierda) y el mayordomo Manuel. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO

“En esta casa (La Circasiana) nada es casual. Cada detalle tiene conceptos traídos de Grecia y Roma. Otros vienen de la cultura hispano-musulmán que también se encuentra en las iglesias de Quito”, recita el mayordomo.

Durante el recorrido se explica el valor arquitectónico de salones como Los Escudos o del Artesonado. En el primero, son muy llamativas la Cruz de Calatrava y la Cruz de Santiago, ya que tras la investigación que Jacinto Jijón hizo sobre su linaje, determinó que entre su familia hubo miembros de los caballeros de aquellas órdenes que fueron creadas para proteger a la ciudad real.

También se detalla cómo Jacinto Jijón se enamoró de Lola Lasso Chiriboga. Pero su madre, Dolores Caamaño, prohibió esa unión aduciendo que la hija de una familia de liberales no podía entrar en la casa de conservadores.

Para evitar que su hijo escapara con aquella joven, la madre planificó un viaje con él a Francia, ampliando su estancia por Europa durante un lustro.

En uno de los patios traseros del Palacio se hace una representación de las momias de la cultura Lima, halladas en 1925 por Jacinto Jijón, dentro del Complejo Arqueológico de Maranga, ubicado en la actual ciudad de Lima en Perú.

También se recorre un oscuro pasadizo subterráneo, que conduce desde el Palacio hasta la biblioteca, que fuera construida en 1920. Allí, Jacinto Jijón se refugiaba en lecturas interminables en las noches.

En ese lugar se hace la representación de Giacinto Pankeri, un maestro salesiano que llegó desde Italia para impartir educación sobre moral, materia que en aquella época era conocida como la ciencia de las buenas costumbres.

Al final del recorrido, que dura cerca de tres horas, los visitantes son recibidos con bocaditos de la época.

En uno de los patios traseros del Palacio se hace una representación de las momias de la cultura Lima. Foto: Roberto Peñafiel/ EL COMERCIO

Francisco Larco, chef de Café Galería, colabora con esa representación teatral. Entre los cuatro bocadillos propuestos se destaca uno a base de pescado, elaborado con una receta de 1890, que consistía en llevar envuelta en musgo una carpa de agua dulce pescada en la hacienda de Chillo-Jijón.

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