Un recorrido sobre el patrimonio histórico de Santo Domingo

A la izquierda: las cúpulas de Santo Domingo, donde se puede divisar cómo se extendió la ciudad.  Derecha: pilares de la primera construcción. Foto: Roberto Peñafiel / El Comercio

A la izquierda: las cúpulas de Santo Domingo, donde se puede divisar cómo se extendió la ciudad. Derecha: pilares de la primera construcción. Foto: Roberto Peñafiel / El Comercio

A la izquierda: las cúpulas de Santo Domingo, donde se puede divisar cómo se extendió la ciudad. Derecha: pilares de la primera construcción. Foto: Roberto Peñafiel / El Comercio

Un recorrido turístico por los pasillos del convento de Santo Domingo permite explorar los tesoros escondidos de una de las joyas arquitectónicas de Quito, en cuyos muros se guardan más de 438 años de historia.

Vicente Ramos, coordinador del área turística patrimonial del convento Santo Domingo, es el encargado de guiar el recorrido, el cual se inicia en la plaza. Allí se explica la historia de los edificios cercanos como la antigua Universidad Santo Tomás de Aquino o la mansión del expresidente Gabriel García Moreno.

En la descripción sobre la fachada conventual, se resalta la conservación de las piedras de un barroco muy rústico.

En el interior del convento, Ramos conduce al grupo hacia dos columnas que pertenecen a la primera construcción del convento, que se conservan debajo de un piso de vidrio.

Estos son vestigios hallados hace más de tres décadas, luego de un proyecto internacional auspiciado por los gobiernos de Ecuador y Bélgica, el cual contó con la dirección del arquitecto Patrick De Sutter.

Las estructuras pertenecen a una antigua construcción que atravesaba el patio principal y el muro norte de la iglesia y que formaba parte del atrio.

Debajo de las columnas se puede observar cómo el convento fue construido sobre las bases de un antiguo pucará preinca, como lo había descrito fray José María Vargas Arévalo, hace casi 100 años.

Los dominicos fueron la tercera comunidad religiosa en llegar a Quito en 1541, procedentes de Perú. A ellos se les asignó un terreno sobre la loma ubicada entre las quebradas Manosalvas y Jerusalem.

Durante el recorrido turístico también se aborda el legado de fray Pedro Bedón -precursor de la Escuela Quiteña de Arte Religioso- a través de una de sus obras: La Virgen de la Escalera, pintada en 1600 y que aún se conserva en una de las capillas internas del convento. Bedón es considerado el artista criollo más antiguo en la historia de Quito.

Otro aspecto que se destaca durante el recorrido son los 14 libros incunables que celosamente se atesoran en la biblioteca dominica. Sin embargo, el acceso a estas obras escritas todavía sigue siendo restringido, hasta implementar sistemas de seguridad para los libros.

En la parte final del recorrido se sube a las cúpulas de Santo Domingo, con el fin de recrear cómo eran los límites de la ciudad hace dos siglos. “Desde estas cúpulas se puede observar cómo la ciudad evolucionó. El arco de Santo Domingo era el punto de ingreso y salida a la ciudad hace más de 150 años”, recuerda Ramos.

En la intersección de las calles Rocafuerte y Maldonado, existe todavía un obelisco que rememora el inicio de la construcción de la vía Panamericana entre 1862 y 1875, en donde Ecuador se compromete a construir 275,8 km de vía.

Esta ruta turística se oferta en USD 3, sin diferenciación entre turistas nacionales o extranjeros. La atención es de lunes a viernes en dos horarios: 09:00 a 13:00 y 14:30 a 17:00.

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