La conciencia ecológica gana cada día más adeptos, en todos los órdenes. El reciclaje es uno de los factores más socorridos por los ambientalistas contemporáneos.
El reciclaje está vigente y se utiliza a todo nivel: desde el agua que sale de la lavadora hasta materiales de desecho como los cartones de tetrapak, que sirven para fabricar láminas parecidas a los aglomerados pero más fuertes y resistentes.
Hay viviendas que aprovechan el agua utilizada en baños y lavabos para, por un proceso de filtrado, utilizarla en el riego.
La fabricación de mobiliario -tanto de tipo popular como de alta gama- con materiales reciclados tiene más partidarios en el país.
Arrebato, por ejemplo, recoge todo lo inservible y subutilizado para darle una nueva vida con otra función. Ensamble o Studio Noa, en cambio, trabajan con el tesón de detectives buscando maderas antiguas o desechadas para transformarlas en muebles de primera categoría.
Esta tendencia ecológica tiene su propia vedette: el ‘pallet’, esa madera de embalaje que sirve para transportar materias primas y otros productos.
Por mucho tiempo, estos ‘pallets’ eran desechados como basura y desperdicios. No obstante, desde hace unos pocos años atrás, estos desechos se empezaron a utilizar como elementos decorativos de buen corte, especialmente los fabricados con ciprés o pino; ya que también existen ‘pallets’ de plástico y otros materiales.
Los tanques de metal y las llantas viejas también son muy utilizados para crear muebles originales y utilitarios. Las monumentales y pesadas tinas de baño antiguas, también.
La última aparición son los muebles de cartón (de tubo o corrugado) que tienen varias categorías de calidad, desde la popular a la de más alto caché.