En La Platea Diseño Gastronómico, el 80% de los materiales utilizados para la decoración son reciclados. Los palets predominan (en la Francisco Salazar y Coruña). Foto: Diego Pallero/EL COMERCIO
Con palets de madera y plástico, tarros viejos, tanques en desuso, tablones, paja, estructuras de metal casi oxidadas, latas y hasta con puertas viejas se crean ambientes ideales para permanecer en armonía.
La decoración de varios restaurantes en la capital apuesta por esta iniciativa que, aunque es nueva en el país, se acopla a todos los estilos decorativos, según cómo se utilicen los diferentes materiales reciclados.
Pablo Alomía trajo una interesante idea desde Europa, para aplicarla en un espacio abierto desde hace un mes. La Platea Diseño Gastronómico es una fiel muestra de que se pueden diseñar espacios con todo, incluso con las cosas que iban directo a la basura.
En el lugar, tanques vacíos y paquetes de paja son asientos; puertas viejas de madera sirvieron para una mesa. Todo tiene un concepto de reciclaje diseñado: las lámparas son sombreros o botellas de vidrio.
Con esta decoración -dice el propietario- se quiere dar a la gente un ambiente diferente para pasarla bien, sin que se tenga que gastar tanto dinero.
“La Platea no es solo un restaurante, es un espacio de arte, cultura y diseño”. Cantantes, fotógrafos, pintores y otros artistas pueden exponer su trabajo en el lugar. “La idea es que también podamos apoyar estos emprendimientos de artistas que no son conocidos; y qué mejor si es en un ambiente diseñado con un concepto artístico”, dice.
Mundano es otro espacio que pensó en un diseño no convencional desde el reciclaje: el diseño urbano industrial. Desde el exterior se nota la diferencia. La estructura es un container de metal y su puerta parece vieja y oxidada.
Bajo la noción de sencillez y desde la línea del minimalismo, el lugar cuenta con mesas y sillas hechas de tableros con madera reciclada.
Diego Paredes, propietario, considera que, además de responder a la tendencia actual y contribuir con el medioambiente, esta opción sugiere calidez y ahorro económico. “Hay que saber usar estos materiales y no sobrecargar los ambientes”. Con esto -añade- se conseguiría una estancia ideal para comer.
Las latas en la pared, las tapas de botella sobre la barra y las placas de autos colgando del techo llaman la atención en Smoqe Urban BBQ, restaurante cuyo concepto de diseño también responde al reciclaje.
Hay puertas viejas en la pared, a manera de cuadros y frascos reusados como lámparas. Los baños tienen tubos de PVC y hojas de zinc en sus paredes. Los accesorios no se quedan atrás: se reutilizaron las bombillas de focos para habilitar saleros y pimenteros.
Michelle Moncayo, propietaria de una de las franquicias, cuenta que apostar por este tipo de decoración interior no es tarea fácil. Dice que implica mucho esfuerzo, pero vale la pena, porque no hay lugares así. “A la gente le llama la atención porque cuando el lugar está diseñado con cosas recicladas conocen algo diferente a lo que están acostumbrados. Eso hace que la pasen bien, ya que también es acogedor”.
No solo se beneficia al ambiente al aprovechar cosas que la mayor parte del tiempo se desechan, asegura Moncayo, sino que se innova en nuevas posibilidades de crear espacios interiores.