María Pilamunga se preocupa al enterarse que el Gobierno suspenderá el programa de almuerzo escolar en las escuelas rurales del país. La mujer dice que el alimento que recibe su hijo Juan le permitía a ella ir a trabajar con tranquilidad fuera del pueblo. Ella labora como jornalera en una propiedad en Pilahuín y gana USD 7 diarios.
María cuenta que se levanta a las 05:30. Prepara el desayuno, viste a su vástago y a las 07:15 lo deja en la escuela. Su jornada se extiende hasta las 17:00.
“Si ya no hay la comida del mediodía tendré que dejar mi trabajo para cocinar. ¿Quién le va a dar el almuerzo? Esa era la única ayuda buena del Gobierno”, comenta María, que viste un anaco azul, sombrero de ala corta blanco y blusa con bordados.
Eso también inquieta a Mario Pindo, subdirector de la Unidad Educativa Chibuleo. Según él,1 500 niños de la Red Educativa integrada por ocho planteles del sector ya no recibirán el almuerzo. “Aún no sabemos cómo se reforzará el desayuno. Tiene que ser algo especial para los niños”.
En el 2009, los 450 niños que estudian en la Unidad de Chibuleo recibieron estas raciones alimenticias. Pindo señala que el 10% de infantes es de escasos recursos económicos. Llegan a la escuela sin el desayuno o solo beben una tasa de agua aromática y un pan. “Por eso es importante no suspender esta ayuda”.
En cambio, los padres del otro 20% de estudiantes trabajan fuera de la parroquia. Ellos madrugan a sus sitios de empleo y no preparan la alimentación para sus hijos.
Solo esperan la colación que se entrega en la escuela. “Este almuerzo escolar beneficia a los niños y también a los padres que, por necesidad, deben trabajar fuera de la parroquia. Ellos dejan sus casas en la madrugada y vuelven en la noche”.
Desde que se instauró este programa, la desnutrición infantil disminuyó en más de 50%, calcula Pindo. Añade: “Antes los chicos no desayunaban ni almorzaban y su rendimiento no cubría las expectativas de los maestros. Pero con la alimentación esto mejoró y ya no se duermen en la clase”.
La autoridad espera que las actividades educativas se normalicen para convocar a los padres de familia a una reunión. Allí se decidirá si están decididos a poner una cuota mensual de al menos USD 4 o si aportan con legumbres y hortalizas, que el año pasado sirvieron para complementar el almuerzo escolar.
En la vía Ambato-Guaranda está el pueblo de Hechaleche. Es de casas dispersas de ladrillo, techos de teja y zinc. Allí vive Carlos Curillo, agricultor de 50 años. Él no sabe cuál es la razón par eliminar el almuerzo escolar.
“Es una ayuda excelente para nosotros los padres de familia pobres. ¿Ahora con qué dinero vamos a financiar esos gastos?”, menciona indignado, mientras ve jugar a sus tres nietos que estudian en la escuela del sector.
Jonathan Pilamunga, de 6 años, es uno de ellos. Estudia en el segundo de básica de la escuela de Hechaleche. Dice que cuando ingresa a la escuela a las 07:30 recibe un vaso de colada con granola y galletas. “Es rico porque siempre voy a la escuela sin tomar café. Mis papás trabajan lejos y me quedo solo en la casa”.
A un kilómetro de allí se encuentra la escuela Huayna Cápac. Su director Andrés Tisalema espera más información sobre el almuerzo escolar. “Si se elimina, 250 de los 370 alumnos serán afectados. El Gobierno debe compensar con otros alimentos. Creo que las tabletas de granola y cereales no serán suficientes”.
USD 28 millones fue la inversión
Hasta el año anterior, el Ministerio de Educación invirtió USD 28 millones en el almuerzo escolar. Esta comida se distribuía en las escuelas fiscales, fiscomisionales y municipales de las áreas rurales y urbano marginales del país. Este rubro era parte de los USD 53 millones que se destinaba al Programa de Alimentación Escolar (PAE).
La preparación estuvo a cargo de las madres de familia, que conformaban las comisiones de la alimentación. La cobertura de estas dos comidas alcanzó solo 120 días, en los tres últimos años.
Anteriormente se atendía 80 días. En algunos planteles se entregaba solo una comida.
A partir de este año, la modalidad del PAE cambia solo a desayuno escolar. El justificativo es para garantizar una atención de 200 días laborables en todos los planteles educativos.
Para Justo Tobar, coordinador nacional del PAE, se debe privilegiar el desayuno como la comida principal, pues esta incide en el desarrollo físico y mental.
Además, dijo que la responsabilidad de la alimentación de los niños recae en sus padres, no en el Gobierno. La ayuda estatal es solo una contribución.
El programa cubre 15 000 escuelas en todo el país y a atiende a 1500 000 niños. Esta modalidad ya se implementó en el régimen Costa en marzo pasado.
En el régimen Sierra y Amazonía son 555 823 niñas y niños de 6 304 escuelas que recibirán el nuevo desayuno que tiene colada, galletas, granola y cereales. Sin embargo, dejan de beneficiarse del almuerzo. Red. Sociedad