En Llano Chico hay hallazgos a dos metros de profundidad. En la foto, el arqueólogo Sthefano Serrano. . Foto: Cortesía Gabriela López.
Más de 1 000 sitios de relevancia arqueológica en el Distrito Metropolitano de Quito fueron contabilizados por el Fonsal (Fondo para el Salvamento que se convirtió en el Instituto Metropolitano de Patrimonio-IMP en el 2010). Así lo da a conocer Fernando Mejía, arqueólogo del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural.
El norte de Quito -en especial puntos como Cotocollao, Carcelén, Llano Chico y Cotocog- es uno de los sectores con mayor relevancia histórica, debido a la existencia de una gran laguna que fue parte importante para la subsistencia.
Mejía explica que la laguna estaba ubicada en la meseta de Quito. Sus aguas llegaban hasta Cotocollao y alrededor de ella se formaron asentamientos durante los cuatro períodos prehispánicos: Precerámico (10 000 a. C.), Formativo (1 500 a. C. – 500 a. C.), Desarrollo regional (500 a. C. – 500 d. C.) e Integración (500 d. C. – 1 500).
Los hallazgos que se hicieron en Llano Chico (nororiente de Quito) tras las excavaciones para la construcción de alcantarillas corresponden al período de Desarrollo Regional. Así lo estiman Sthefano Serrano. y Gabriela López, los arqueólogos que hicieron el rescate de cerca de 10 000 objetos, enteros y en partes, en los 85 metros que avanzó la obra.
La determinación de la antigüedad de las piezas se hizo tras un proceso comparativo con los vestigios de Jardín del Este, un sitio arqueológico ubicado en Cumbayá. Serrano explica que hay similitudes en los artículos de cerámica, como en los cuencos trípodes o en las vasijas funerarias.
Victoria Domínguez, una de las arqueólogas que trabajó en la investigación de Jardín del Este, en 1988, dice que ambos asentamientos (Llano Chico y Cumbayá) están conectados. “Toda esa zona (oriente y nororiente de Quito) es un corredor de asentamientos, que tienen contactos con gente que viene de la Costa”, dice.
Las vasijas de Llano Chico tienen “rasgos parecidos” a la cerámica de la cultura Jama Coaque, confirma Serrano.
Lo propio sucedió en Cotocog (al oriente de Llano Chico, en el 2008). Los arqueólogos María del Carmen Molestina y Rodrigo Erazo (†) encontraron tumbas del 450 d. C. en las que junto al ajuar de la “típica cerámica de la necrópolis funeraria de la Sierra Norte se encontraron piezas de la cultura Guangala (de la Costa)”, cuenta Molestina.
Mejía explica que esto se debe a que, durante el período de Desarrollo Regional, las erupciones del Pichincha provocaron que la zona quede despoblada. Esto provocó que artículos muy valiosos como la obsidiana, que eran obtenidos en la Sierra, no lleguen a la Costa. Por lo tanto, pobladores de esa región se empezaron a movilizar hacia la Sierra y se asentaron en el norte de Quito y los Valles, sectores que prefirieron por el clima.
Si bien se tiene conocimiento sobre estas generalidades, este período en la Sierra tiene muchos vacíos. “Es relevante seguir investigando para ponerle nombre a la cultura”, asegura Serrano. Domínguez concuerda con su colega: continuar con la investigación arqueológica “nos va a dar una idea más clara de desde cuándo y cómo estaban asentados”.
Continuar con la investigación abre la posibilidad de desarrollar la parte cultural y turística locales. “No es descabellado pensar en un museo para la zona”, concluye Serrano.
Los hallazgos arqueológicos de Llano Chico
Gabriela López, Jorge Toapanta y Sthefano Serrrano analizan las piezas que rescataron de las excavaciones. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
Platos trípodes que se usaban para servir los alimentos. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.
Una flauta de hueso. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
Patas de platos trípodes y restos de un figurín de arcilla. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO.
El técnico Jorge Toapanta reconstruye una vasija. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.
Huesos que pertenecen a un venado. Foto: Patricio Terán/ EL COMERCIO.