Quito es una locación publicitaria versátil

Sector Bellavista durante el comercial de Diners Club ¿Qué tan lejos quieres llegar? de la productora Kurare. Foto: Cortesía

Montañas, desiertos, ciudades modernas o coloniales, todas son posibles locaciones cuando se pinta el lienzo de una producción audiovisual publicitaria. La capital ecuatoriana sostiene una variedad de fachadas que son fáciles de ambientar para grabar un comercial de TV.
“Quito sí se presta para grabar”, dice Leonardo Moscoso, quien trabaja de manera ‘free lance’ en publicidad como Jefe de locaciones. Para él, las calles de Quito le han permitido ofrecer espacios que se adaptan. “Hay ciertas calles y barrios que se disfrazan cuando estás en un rodaje publicitario”, explica Moscoso y por ello considera que a sectores como La Floresta, Bellavista o Cumbayá se acude a grabar constantemente.
Para el productor de Kurare Films, Carlos Enríquez, antes de la búsqueda de locaciones, se plantea una diferencia conceptual. Es decir, si la publicidad es un ‘remake’ –comercial regrabado en el país para su transmisión en TV nacional- se debe ‘falsear’ escenarios de otros países, pero si es un comercial de publicidad nacional con conceptos creativos ecuatorianos, Enríquez explica que se suele “exigir que se vea el Centro Histórico, miradores o parques, como el Metropolitano y La Carolina, como productos identificables de la ciudad”.
“Lo bueno es que Quito es una ciudad de varios relieves” dice Andrés González, director de la productora Vértigo, “tiene fortalezas como el área colonial y se está reconstruyendo año a año lo que da la posibilidad de tener al mismo tiempo locaciones contemporáneas, es una ciudad cercana a paisajes y permite grabar nevados, lagos y montañas, es más versátil que otras capitales de la región”, puntualiza.
La urbe posee locaciones que dan un pintoresco paisaje, Moscoso menciona la calle Juan Rodríguez en el sector de La Mariscal como un refugio para varios comerciales. El atractivo –dice Moscoso- son los árboles y su contraste con las casas antiguas, que permiten un agradable acceso de luz.
En dirección al norte, el bulevar de las NN.UU. también ha funcionado como locación, para las marcas telefónicas Claro y Movistar.
El lugar forma parte del Quito bursátil, manifiesta Enríquez. Este Quito también se ve en las calles República del Salvador, Suecia y Finlandia. Según Enríquez, los cables soterrados permiten hasta simular un barrio pequeño de Manhattan. Mientras que en Rumicucho, cerca a la Mitad del Mundo, se encuentran canteras que asemejan desiertos, donde ha podido grabar un comercial de las motos Honda.
Una constante entre locacionistas y productores es el acercamiento, a veces complejo, hacia los municipios zonales. González considera que tanto municipios como organizaciones gubernamentales podrían trabajar en conjunto con las producciones para tener un contingente de procesos que permitan hacer más asequibles ciertos espacios.
“Hay locaciones del Estado que son difíciles de acceder, no porque no quieran dejar filmar, sino porque requieren de procesos largos y confusos y con el tiempo que maneja la publicidad, no nos da la posibilidad de esperar y tomarlas como opciones”, manifiesta González.
Mientras tanto se siguen explotando, en Quito, locaciones que generan identidad y aquellas que permiten crear la fantasía de transportarse a otro lugar, sin salir de la capital.