Esta librería se especializa en libros-objeto de fotografía y fanzines. En la actualidad cuenta con 45 publicaciones de autores locales y extranjeros.
Se moviliza con la ayuda de una bicicleta en ferias alternativas que hay en la ciudad. Foto: Galo Paguay/EL COMERCIO.
Las librerías móviles se están volviendo más populares a escala mundial. Este año, la librería rodante Book Truck recorrió decenas de ciudades de EE.UU.
La iniciativa, que estuvo a cargo de la editorial mexicana Fondo de Cultura Económico (FCE), tuvo como objetivo promover la literatura en español en niños y jóvenes hispanos.
En Argentina, Raúl Lemesoff continúa recorriendo las calles de Buenos Aires en su Tanque de Libros, un Ford Falcon de 1979 atiborrado de publicaciones cuya intención es convertir a este artilugio en “un arma de instrucción masiva”.
Hace un par de semanas, durante el quinto Festival de Fotografía Documental que se realizó en Quito, una nueva librería móvil se sumó a este paisaje literario sobre ruedas.
Impulsada por una bicicleta, el contenedor de libros en forma de una gran caja se estacionó en los espacios verdes de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales. Después de desplegar un par de compartimentos esta librería móvil empezó su venta de libros.
El prototipo, ideado por Geovany Villegas, se creó con el propósito de fomentar el consumo del libro-objeto, libros de fotografía y de fanzines en la ciudad. Este proyecto tuvo una inversión de USD 2 000. Rama Estudio aterrizo la idea de Villegas. “El concepto que queríamos era que esta sea una librería con autonomía”.
Esta librería rodante tiene la facilidad de que al llegar al lugar de destino solo ocupa 10 minutos para estar operativa. Cuando se bajan sus tapas, una de ellas se convierte en mesa y la otra en un pequeño exhibidor y una inusual bodega.
En la actualidad, esta librería rodante cuenta con 42 libros, publicaciones que son complicadas de conseguir en las librerías tradicionales. Entre su oferta de libros locales está ‘Retrato’ de Gonzalo Vargas, ‘Preludio’ de Armando Salazar, ‘Blomberg Quiteño’ editado por el archivo Blomberg y el libro de la fotógrafa Paula Parrini.
A este repositorio se suman libros de fotógrafos extranjeros de reconocida trayectoria, como, Jorge Sáenz, Francisco Mata, Julio Pantoja y Jorge Piccini, quien tiene un libro de conversaciones con fotógrafos latinoamericanos .
Villegas espera que esta librería móvil se convierta en un generador de nuevas dinámicas en los espacios públicos. “Queremos que circule por las ciclorrutas, parques y plazas de la ciudad para que se inserte en el circuito cultural”.
Mientras Villegas consigue los permisos municipales para que esta librería rodante transite con libertad por la ciudad, seguirá llevando el mundo visual a ferias y eventos organizados de forma privada.