La Fundación Jóvenes contra el Cáncer realizó un carnaval en el parque Bicentenario, en el norte de Quito. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Guerreros, sobrevivientes al cáncer, familiares, amigos y voluntarios. Todos se reunieron para, como ya es una característica de la Fundación Jóvenes contra el Cáncer, celebrar a la vida, homenajear a quienes hacen de la sonrisa un arma para la batalla que enfrentan cada día.
El parque Bicentenario de Quito fue el lugar que acogió a unas 1 500 personas que participaron en el Carnaval por la vida, una caminata de 4 kilómetros organizada por esta organización.
En una tregua del clima, el sol volvió a salir en Quito y sus rayos hicieron que los disfraces, antifaces, carteles e instrumentos musicales que sirvieron para alegrar la jornada, reluzcan y brillen al igual que los rostros de los participantes.
Con las notas de la banda de paz del Colegio de la FAE, decenas de voluntarios animaron a los caminantes. Entre ellos, León Espinoza, un hombre de unos 60 años, acompañado de sus hijas recorría la pista del antiguo aeropuerto para dar testimonio de que la enfermedad no le impide compartir el tiempo con su familia. A pesar de llevar un tanque de oxígeno, este hombre explica que cada día se despierta con la consigna de hacer que los minutos y las horas valgan la pena.
A la caminata se sumaron otras organizaciones de la sociedad civil para repartir abrazos, dulces y agua. El Cuerpo de Bomberos y el Municipio de Quito también dieron su apoyo.
En tanto, la agrupación capitalina Esto es eso puso el toque de música.
La solidaridad también fue una de las protagonistas de esta mañana llena de calor. Sandra Garzón, sobreviviente de un cáncer, llegó con su familia para dejar constancia de que, en las situaciones más críticas, es posible formar una comunidad de gente que se apoya la una a la otra y que jamás olvida a los amigos.
Asimismo, a pesar del luto por la reciente muerte de su hijo hace tres semanas, María Isabel Gualotuña completó el circuito acompañada de su esposo para decirle a la vida que no se han rendido, que siempre serán parte de la familia de Jóvenes contra el Cáncer, que recordarán a su pequeño con esa sonrisa, que a pesar del dolor, jamás abandonó su rostro.