Jóvenes que hicieron de la bici un estilo de vida

En La Cleta, bicibar, los ciclistas se reúnen para conversar, comer, escuchar música y planificar recorridos por la urbe. Foto: Galo  Paguay / EL COMERCIO

En La Cleta, bicibar, los ciclistas se reúnen para conversar, comer, escuchar música y planificar recorridos por la urbe. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

En La Cleta, bicibar, los ciclistas se reúnen para conversar, comer, escuchar música y planificar recorridos por la urbe. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Aún es hora pico y por la av. Amazonas, en el norte de Quito, el tránsito es lento. Por la calle Luis Cordero avanzan cinco ciclistas. Son parte de una nueva generación que ha hecho de la bicicleta un estilo de vida. Desde hace cinco años, ellos participan de los paseos nocturnos que recorren la ciudad. El último lunes, el destino fue el Centro Histórico.

La pedaleada empieza a las 20:00. Rony Caminos, de Cicleadas del Rey, es el guía del recorrido (3,5 km desde La ­Mariscal hasta La Ronda).

Al llegar a San Blas, mientras por el carril derecho circulan con lentitud los troles, por el lado izquierdo avanzan los ciclistas. Carlos Terán pedalea de pie y cambia la marcha de su
‘Nena’, como llama a su bici.

A ratos cierra los ojos y empieza la subida. Detrás de él hay 25 personas. Son las 21:00, el silencio y la atractiva iluminación de plazas e iglesias les dan la bienvenida. Después de un paseo se despiden. Terán pregunta: “¿Quién se apunta mañana a un partido de ‘Bike Polo’? Las respuestas no se hacen esperar y al menos cinco de ellos aseguran su participación.

Más de 20 000 personas usan bicicletas públicas a diario en la ciudad, según el sistema Bici Q.

Cada martes, una cancha del parque de La Isla es el escenario para disputar varios partidos de polo. Lo hacen sobre ‘caballitos de acero’, sin árbitro y sin tiempo determinado. Termina cuando uno de los dos equipos marca 10 tantos.

¿Reglas? Únicamente una. Está prohibido topar el suelo con los pies. Cada martes se disputan entre tres y cinco partidos, dependiendo de los participantes que acudan.

Ya a mitad de semana, el turno es para los amantes de la velocidad y el riesgo. Los miércoles de ‘street’ consisten en el descenso de 280 gradas ubicadas en el sector del Itchimbía.

Luis Pínsag, de Hell Bikers Quito, colectivo que organiza estas actividades desde hace cuatro años, es el primero en descender.

Asegura su casco, abrocha sus guantes y baja a gran velocidad. La convocatoria la hacen a través de las redes sociales. Se inician a las 19:00.

Para seguir con la adrenalina, los ‘jueves de piques’ son el momento perfecto para que los ciclistas prueben su rapidez. No hay una señal exacta que indique la salida y la llegada de la carrera de 100 metros. Dos competidores ponen la llanta delantera de su bici sobre la intersección de las calles Puerto Rico y La Isla, en el norte, y empieza la competencia.

Desde las 19:15 hasta las 22:00 se completan 54 carreras. Al término, los competidores ciclean hasta sus casas. Carlos Terán, quien también participó del paseo del lunes, dice que no hay nada mejor que disfrutar de música, algo de comida
y una cerveza.

El encuentro es en La Cleta, bicibar, en La Floresta. Ahí, la luz roja de neón alrededor de una llanta de bici ilumina la entrada. Las mesas son de madera, los espaldares de la sillas son aros de llantas reciclados y en la pared hay adornos hechos con cadenas y manubrios.

Detrás de la barra, Jesús Valarezo habla sobre el menú. La especialidad: pizzas artesanales. Hay 10 variedades, incluida una vegetariana. La música que más suena: rock clásico. El último viernes, Juan Calle y Luis Pinto arribaron en sus bicis. Dicen que ese es uno de sus espacios preferidos para ciclistas.