Una imagen panorámica explora la cordillera oriental de Los Andes en los alrededores de Quito. A la izquierda está el Cayambe, seguido por el Antisana y el Cotopaxi. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Llega el verano y la luz modifica los paisajes de Quito. La acuarela se torna azul brillante por la mañana, y cálida al atardecer. Captar un paisaje demanda tiempo, paciencia y muchas veces suerte. La luz cambia en pocos minutos, así que se debe ser rápido en el momento de conseguir una fotografía, sea con celular (usado en la foto superior) o con cámara regular.
En días despejados, se puede admirar parte de las cordilleras Oriental y Occidental de Los Andes y algunos de sus volcanes, como el Antisana, el Cayambe, el Cotopaxi y los Ilinizas. Dependiendo del lugar en que uno se encuentre, y si el clima lo permite, se pueden apreciar una o varias de estas espectaculares elevaciones.
Los volcanes se integran y al mismo tiempo contrastan con la vegetación y los colores pasteles de las edificaciones, lo que produce combinaciones únicas de luz y color.
El Cayambe, que alcanza los 5 790 msnm, reina al fondo, con parte del parque Metropolitano a sus pies, en Bellavista. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
El volcán Cotopaxi (5 897 msnm) y un sector del suroriente de la ciudad, fotografiados después del atardecer. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Volcán Antisana (5 704 msnm). Se ve un tramo del barrio Monjas y de La Vicentina. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Los Ilinizas (5 248 msnm), visto por la mañana desde la vía Panamericana Sur. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO