Arroz y mucha gaseosa estaban en la dieta diaria de Saturnino Rivera, un paciente del Hospital Eugenio Espejo, que viaja desde Santo Domingo de los Tsáchilas hacia Quito para controlar el nivel de su colesterol. “Sin arroz yo no vivía y como trabajaba de albañil empezaba con la cola tempranito”, cuenta este hombre de 56 años, que llegó a pesar 260 libras.
El doctor Galo Rivera, médico internista del Eugenio Espejo, señala que 5 de cada 10 consultas en el hospital están relacionadas con el síndrome metabólico, que es un grupo de factores de riesgo asociados con el sobrepeso y la obesidad, que incrementan la posibilidad de desarrollar problemas del corazón y otras dolencias como la diabetes y el accidente cerebrovascular.
El colesterol alto puede ser una constante en algunos pacientes. Saturnino empezó su tratamiento hace siete años y, aunque ha bajado de peso, los resultados de sus exámenes todavía arrojan valores altos para las lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés). Estas, que se conocen como ‘colesterol malo’, se asientan en las arterias.
“Ya he hecho de todo, incluso tomé sangre de serpiente”, dice el paciente de Santo Domingo mientras el doctor le explica que el colesterol alto podría ser genético. Esto es lo que se conoce como hipercolesterolemia familiar. Este desorden metabólico favorece el estrechamiento de las arterias porque el cuerpo es incapaz de eliminar el colesterol malo.
No todo el colesterol es malo. Cuando todo funciona bien, las partículas de colesterol viajan por la sangre para reparar las membranas de las células y las lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas en inglés) evitan que las lipoproteínas de baja densidad se queden en las paredes de las arterias. El problema surge cuando hay una sobreproducción de las segundas lipoproteínas y las primeras no pueden hacer nada.
El colesterol malo que se queda en las arterias es recubierto por los glóbulos blancos, que actúan como si detectaran un virus y una bacteria, y sin querer inflaman la zona y colaboran con la formación de la placa de colesterol.
El exceso de colesterol empieza a manifestarse en pequeños depósitos de grasa que aparecen en los tendones y alrededor de los párpados. El riesgo mayor, sin embargo, son las enfermedades cardiovasculares: angina de pecho, ataques del corazón, movimiento y accidente isquémico y enfermedad vascular periférica.
Rivera insiste que una dieta baja en grasas y el ejercicio diario son claves para reducir el colesterol y alejar los problemas cardiacos. Y aunque no haya antecedentes familiares de colesterol elevado, el especialista aconseja los análisis de sangre periódicos para controlar los niveles del colesterol.
Hay que tener en cuenta que el colesterol aumenta más por las grasas saturadas que el cuerpo recibe de ciertos alimentos y productos. Algunos ejemplos son carnes, vísceras, productos lácteos, productos horneados comerciales y otros elaborados. Por eso las dietas más aconsejadas reducen el consumo de estos ítems.
La nutricionista Susana Castillo dice que la clave es cambiar los hábitos alimenticios y consumir alimentos ricos en Omega 3 y 6, como los pescados (más información ver recuadro).
Rivera explica que al mes de iniciado el régimen alimenticio se deberían reducir los niveles de colesterol, si esto no pasa hay que pensar que el exceso de colesterol es endógeno (producido por el propio organismo) y entonces hay que dar paso a la terapia farmacológica (ver recuadros), pero siempre con la supervisión de un médico especialista.
Dietas anticolesterol
La primera medida es bajar de peso y cambiar el estilo de vida (dejar el tabaco y el alcohol, reducir la sal y hacer ejercicio).
La dieta diaria debe incluir alimentos con Omega 3 y 6: pescados (salmón, bacalao y sardina) y grasas insaturadas como el aceite de oliva y otros de origen vegetal, como el de soja.
También se aconseja consumir leche descremada, queso fresco, carne de pollo sin piel, verduras, frutas, granos tiernos y 1/2 taza de tubérculo.
Para cocinar se aconseja condimentos naturales como el perejil, cilantro y la albahaca.
Medicamentos
Algunos fármacos ayudan a bajar el colesterol LDL (malo) y otros aumentan el colesterol HDL (bueno). Por eso es necesaria la prescripción médica.
En el argot médico hay tres tipos de medicamentos que se suelen recetar para resolver los problemas metabólicos: estatinas, recinas y fibratos.
En el país el más recetado es el principio activo llamado atorvastatina.
El riesgo con los fármacos son los efectos secundarios. Este año, la Agencia de Drogas y Alimentos de EE.UU. informó que el consumo prolongado de estatinas puede producir pérdida de memoria y dolor muscular.
Productos alternativos
En el mercado hay productos que añaden Omega 3 y 6 para ayudar a bajar el colesterol. Las leches y yogures con estos suplementos son las más comerciales. Los especialistas se limitan a decir q ue estos productos puede tener efectos positivos en unas personas y en otras no.
La fitoterapia o tratamiento con hierbas también ha ganado adeptos. Existen plantas con las que se puede hacer infusiones para ayudar a reducir el colesterol. En tiendas especializadas se puede hallar achicoria, alcachofera y abedul, entre otras. En los herbolarios también hay tabletas, como las de ajo, que se usan contra el colesterol.
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