Purikuna pone en escena los bailes indígenas

Cintya Escobar, directora, guía al grupo en su baile autóctono salasaka. Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Cintya Escobar, directora, guía al grupo en su baile autóctono salasaka. Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Cintya Escobar, directora, guía al grupo en su baile autóctono salasaka. Glenda Giacometti / EL COMERCIO

El Conjunto de Danza Intercultural Purikuna (Caminantes, en español) está integrado por jóvenes oriundos de los pueblos Chibuleo, Salasaka y por el mestizo de Ambato.

Eso ayudó, en los seis años de trabajo, a fortalecer el baile autóctono y tradicional de cada uno de las comunidades indígenas de Tungurahua. La idea de la agrupación es difundir la vestimenta, la música y la danza de los pueblos de la provincia. Uno de esos es Salasaka. El proyecto tiene el apoyo y el permiso de los dirigentes de esta parroquia localizada en la vía Ambato-Baños.

“En el lugar que nos presentamos difundimos los ritmos autóctono de la provincia, la vestimenta y el idioma el (Kichwa). Muchas personas conocían del pueblo Salasaka, pero desconocían sus ritmos y bailes. Eso es lo que trasmitimos en cada una de las giras en todo el país”, aseguró Magi Ruiz, promotora Cultural y coordinadora de Purikuna.

Hace 6 años, arrancó el proyecto con la investigación a los taitas y mamas de la parroquia salasaka. Ahí lograron recopilar cada detalle y el movimiento de los bailes ancestrales de esta comunidad indígena como es el Chakipunta o baile a punta de pie, que es el más conocido en esta población.

Una de las particularidades de la agrupación es que visten los trajes autóctonos, es decir, sin tergiversaciones. “Lo que tratamos es de plasmarlo tal como es y sin cambio alguno. Para lograr ese objetivo los artesanos de la comunidad tejieron nuestros atuendos para cada una de las presentaciones de los jóvenes”.

Ruiz explicó que el traje que visten los chicos es modernizado o estilizado, pero que mantiene lo ancestral que son los bordados hechos a mano con hilos de colores. Figuras como la Chacana o Cruz Andina, la naturaleza y otros elementos que también se grafica en las fajas o chumbis. Además, el anaco y las blusas blancas son tejidos en los telares con lana que las propias mujeres hija en el huango.

También, los miembros de Purikuna trabajan en fortalecer la música y la danza de los pueblos Tomabela, Quisapincha y Chibuleo, con el propósito de ponerlos en poco tiempo en escena.

Anahí Carrasco, habitante de la parroquia Salasaka, es una de las integrantes de Purikuna. La joven, de 15 años, viste anaco negro, blusa blanca decorado con bordados de flores y elementos autóctonos que identifican a la comunidad. También, lleva un reboso que cubre su espalada. “Busco el fortalecimiento del baile de mi comunidad para que no se pierdan en el tiempo, especialmente en los adolescentes que están en otras cosas. Amo las raíces y a mis ancestros, por eso trabajo en difundir nuestra cultura a los demás pueblos”, contó Carrasco.

El sonido de la flauta, el tambor y el redoblante suenan. Seis de los 19 integrantes comienzan a bailar y desplazarse por todo el escenario. Ruiz afirmó que crearon un Conjunto de Danza Intercultural Purikuna para acoger a los chicos de diversos pueblos indígenas locales y mostrar su arte.

En los últimos seis meses, fusionaron la danza tradicional con lo moderno o denominada etnocontemporánea (que es la fusión de la danza tradicional con movimientos de danza contemporánea).

La directora artística de Purikuna, Cintya Escobar, dijo que el conjunto es intercultural porque hay una mezcla de indígenas y mestizos, eso le hace deferente a las demás agrupaciones. Es más mantiene la esencia de lo indígena.

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