En las calles Antonio José de Sucre y Rafael Morales sobresale un grupo de mujeres que llevan granos de maíz. Fotos: Raúl Díaz para El Comercio
Las paredes de varias casas del centro histórico del cantón Pujilí, en Cotopaxi, lucen con más color.
Estos espacios se convirtieron en los lienzos para que artistas de la localidad pintaran grandes murales donde se resaltan paisajes de las poblaciones rurales, como la cosecha del maíz o la preparación de la tradicional chicha.
Las ilustraciones muestran además a músicos indígenas que alegran las fiestas con el bombo, el redoblante y el pingullo. También hay dibujos de la quema de los juegos pirotécnicos, de palos ensebados y otras costumbres andinas.
En la esquina de las calles Antonio José de Sucre y Rafael Morales hay un mural donde aparece un grupo de mujeres que recogen maíz. Ellas llevan entre sus manos las bateas de madera de capulí llenas con este grano. A sus costados sobresalen una custodia y un santo que representan al sincretismo entre lo religioso y los saberes ancestrales andinos.
El artista plástico Freddy Tovar es el autor de las obras en la que ya es una ruta cultural para el disfrute de los turistas nacionales y extranjeros.
Marco Villacrés, habitante del sector, dice que el contenido de los murales es muy valioso, porque expresa parte de las celebraciones y rituales que aún se mantienen patentes en esta ciudad, catalogada como ‘La Tierra del Danzante’. “Es una buena propuesta que debe ser plasmada en cerámica, porque el artista cuenta las vivencias de todo un pueblo”.
Una cuadra más arriba, en la calle José de Sucre y Velasco Ibarra, están los músicos que bailan mientras entonan varios instrumentos andinos. Gustavo Cárdenas es uno de los músicos de Pujilí. Él confirma que así como en el mural, en las celebraciones se impone el ritmo con el bombo, el redoblante y el sonido del pingullo.
Cárdenas cuenta que estar en estas ilustraciones lo motiva para mantener esta tradición, que aprendió hace más de 42 años. De pequeño miraba a los danzantes y le llamaba la atención la música que entonaban el bombo y el pingullo. Desde entonces es el invitado en las fiestas populares. “No tengo una persona que me reemplace, los jóvenes no quieren aprender este oficio”.
Tovar menciona que todas estas obras tienen un contenido intercultural donde se combinaron otros elementos propios del mestizaje de los pueblos. Por ejemplo los palos ensebados, que en este cantón son una tradición durante las fiestas populares.
Además en su obra hace un homenaje al artesano Alejandro Caiza, quien cumplió 102 años; a él se lo observa en un mural grande ubicado en la avenida Velasco Ibarra. “Pujilí es la cuna del arte, del folclor, la música y todo eso contienen estas pinturas”, dice Tovar.