Puerto Cayo es un destino apacible en la provincia de Manabí

La práctica del surf y la gastronomía son dos de los atractivos del balneario de la provincia de Manabí

La práctica del surf y la gastronomía son dos de los atractivos del balneario de la provincia de Manabí

La práctica del surf y la gastronomía son dos de los atractivos del balneario de la provincia de Manabí. Foto: Mario Faustos / El Comercio

Turistas extranjeros recorren incluso entre semana las tranquilas calles de Puerto Cayo, un pueblo de pescadores ubicado en el sur de la provincia de Manabí y al norte del Parque Nacional Machalilla.

Son sobre todo jubilados ­canadienses y turistas europeos, quienes llegan atraídos por la tranquilidad del lugar, explica Gabriel Flores, de 27 años, un surfista nativo y quien brinda clases en el club de surf Cayo Team.

El mar espumoso y embravecido rompe con fuerza a lo largo de la costa arrojando “aire yodado” y humedad a las playas. Una curva o recodo en la línea costera frente al poblado oficia como balneario.

Allí, el mar rompe con menor ímpetu, en una zona entre cabañas gastronómicas y entre decenas de pequeñas embarcaciones tipo pangas (‘fibras’), en el filo de la playa.

Cuando las olas toman forma, Puerto Cayo es un sitio ideal para la práctica y la enseñanza del surf. Aunque Cayo Team, donde se alquilan además tablas, cuenta con un ‘surf spot’ (punto de surf) para iniciados, que ofrece buenas olas casi todo el año.

Se trata de un arrecife a un par de kilómetros de la orilla, entre el islote Pedernales y la punta del cerro que cierra la curva costera. En la zona cercana donde rompen las olas se forma una laguna ideal para la práctica de buceo con esnórquel. Hasta el sitio se llega en lancha. En el club también dirigen excursiones de buceo al sitio.

La parroquia rural del cantón Jipijapa se promociona como un apacible destino familiar. Los operadores turísticos coin­ciden en que le falta promoción. “Hay planes para un museo de sitio, por ejemplo, pues estamos ligados a la cultura Machalilla. Las culturas ancestrales siguen vivas en nuestra gente”, dice Flores.

Mariano Delgado, de 66 años, antiguo pescador y ahora regente del restaurante Katherine, dice que en la oferta gastronómica rica en mariscos se destacan pescados fritos y el pulpo de piedra, que se atrapa en el lugar.

El senderismo es otra posibilidad turística. En los cerros se encuentran cantidades de valvas de conchas y ostiones -contó Delgado- e incluso partes de piezas arqueológicas, vestigios de la presencia de antiguos pobladores.

A lo largo de 15 kilómetros al norte, entre Puerto Cayo y la Playa San José, se ubican casas veraniegas y condominios turísticos. En la ruta está el Hotel Las Tanusas, un destino situado en la playa, donde el tiempo parece desacelerarse. Se trata de un área de 50 hectáreas, que incluye un proyecto inmobiliario de villas. Y el hotel acoge al restaurante Boca Valdivia, del chef Rodrigo Pacheco, quien representó a Ecuador en la feria Madrid Fusión 2017.

“La idea es propiciar la conexión de los invitados con la naturaleza, con los productos frescos y el rescate de tradiciones y tecnologías de nuestras culturas prehispánicas, recetas y metodologías de cocción ancestrales”, indicó Pacheco, semifinalista del ‘reality’ ‘The ­Final Table’, competición global de superestrellas culinarias de la plataforma Netflix.

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