¿Qué hay que cambiar para que nuestra educación esté entre las mejores? Esta es una pregunta que en Bogotá surgió luego de las pruebas PISA, que se conocieron a inicios de mes. Según un estudio de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), de 44 países evaluados, Colombia está en el último lugar con 399 puntos. En orden ascendente le siguen Bulgaria, Uruguay, Montenegro, Emiratos Árabes Unidos y Malasia.
En Colombia, Jorge Enrique Vargas, consultor internacional de educación y miembro de la junta directiva de la Fundación Corona, sostiene que en este escenario no es posible pensar en una nación capaz de negociar en igualdad de condiciones con economías desarrolladas: “Todo lo contrario, podemos quedarnos rezagados por un tiempo indeterminado”.
Los escolares chilenos también están entre los más bajos de la OCDE en solución de problemas, según el organismo.
Si bien esa nación tiene altos puntajes a escala latinoamericana, su puntaje distó de los obtenidos por los países asiáticos y europeos. Según la Organización de Cooperación, los adolescentes de varios países asiáticos son también los campeones en resolver los denominados problemas concretos.
En tanto, las autoridades educativas de Ecuador dijeron que los estudiantes deberían ser evaluados por este sistema internacional desde el 2015.
Durante la gira del presidente Rafael Correa por Europa, en noviembre pasado, Ecuador firmó acuerdos en materia educativa. Entre otras cosas, el Ministerio de Educación contará con asesoramiento de Finlandia, país que encabeza el informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA). Este país nórdico asesorará a Ecuador, por ejemplo, en la formación de docentes.
En medio de estos hechos, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicó ayer (14 de abril de 2014) un estudio y reveló que alrededor del 20% de los adolescentes latinoamericanos de 12 a 18 años, varones y mujeres, no asisten a ningún plantel educativo.
Según el estudio, “prácticamente todos los niños de 11 años estudian en los países de América Latina, pero a los 17 años la mitad ya ha abandonado el sistema (educativo) y solo uno de cada tres completa la secundaria sin rezago”.
Se asegura que “el abandono temprano y la repitencia, dos de los principales desafíos de los sistemas educativos regional, se concentran en los estratos de menores ingresos, en la población indígena y afrodescendiente, y en las áreas rurales”, detalló el estudio.
En el informe se asegura que “solamente uno de cada cinco jóvenes de los grupos de menores ingresos completa la enseñanza secundaria“.