Guayaquil – Ecuador 06 / 06 / 2014. Sociedad. Prótesis. Jessica Ruiz recibió 2 prótesis para sus manos en taller de ortopedia del hospital Guayaquil, GDA / Joffre Flores / El Comercio / Ecuador
Los dos brazos de fibra de vidrio que terminaban de ajustar en el taller de prótesis cobraron vida cuando se los colocaron a Jessica. Ella confía en que estas prótesis le darán una nueva vida.
La mañana de este viernes 6 de junio, la joven de 27 años lucía un rostro diferente. Atrás quedó el llanto y la mirada perdida que le acompañaban cuando recordaba lo que ocurrió la noche de ese 8 de diciembre, cuando su exconviviente la atacó con un machete y le cercenó los brazos.
Ahora, casi seis meses después, sonríe y cuenta las innumerables cosas que hará en adelante. “Voy a cocinarle a mis hijos su comida favorita… voy a abrazarlos…”, dijo sin soltar un bolígrafo. Con firmeza escribió los nombres de los pequeños en un papel: Elkin (el mayor, de 7 años) y Fernando (de apenas 4 años).
Esta humilde mujer madrugó para viajar desde su casa, en el recinto Piñón de Arriba, en Santa Lucía (Guayas), hasta el hospital Abel Gilbert Pontón, en el Suburbio de Guayaquil.
Confesó que la noche anterior no logró dormir, pero ya no por las pesadillas que la despertaban continuamente tras la agresión de su victimario. Ahora fue por la emoción de volver a la normalidad.
Por eso las luces de las cámaras de TV, que buscaban captar cada uno de sus movimientos, no la perturbaron. Bolívar Arízaga, líder del taller de Órtesis y Prótesis del hospital Guayaquil, aseguró que, con la ayuda de terapias de rehabilitación, dentro de un mes Jessica dominará sus prótesis transradiales mecánicas a la perfección. “Estas prótesis le ayudarán a mejorar su autoestima y a recuperar su independencia”.
Hasta ahora, sin los implantes, logró desempeñar actividades inimaginables. “Aprendí a enviar mensajes por celular sin mis manos. Y por las noches, antes de acostarme, yo sola me curaba las heridas”.
Wilmer Arbelaiz, otro de los técnicos del taller, le motivó a continuar en las terapias de rehabilitación en el área de Fisiatría del hospital Abel Gilbert. Esta mañana, mientras el resto de sus compañeros tallaba otros brazos y piernas de resina, le dio algunas indicaciones para el uso de los aparatos.
Para activar los movimientos tanto de las manos mecánicas como de los garfios (para actividades cotidianas), la joven madre deberá aprender movimientos de los músculos pectorales. Estos tensionarán los cables de control y resortes, colocados en el interior de las prótesis. Y así logrará sostener y soltar objetos pesados y livianos.
Nancy, hermana de Jessica, ha sido su soporte. Ella le ayudó en el cuidado de los niños, incluso a vestirla. Este viernes, quizá por última vez, extendió un vaso con agua hacia la boca de Jessica para saciar su sed. Dentro de poco ella podrá hacerlo sola.
“Mi hermana es una luchadora -dijo llorando-… ha demostrado que pese a las dificultades puede salir adelante”. Ella fue la primera en recibir el abrazo de Jessica con sus nuevas extremidades.