Desde enero hasta abril de este año se recogieron 9 535 kilogramos de desechos en Galápagos. Foto: cortesía Juan Reece / CI
Ecuador se une a los países que han decidido prohibir la utilización y comercialización de los plásticos de un solo uso. Pero los plazos y los mecanismos para implementar esta medida aún causan preocupación en las industrias.
El anuncio de que esto se aplicaría en los próximos tres meses, difundido a través de redes sociales, generó alerta. Karina Barrera, asesora del Ministro del Ambiente, aclara que en tres meses lo que se busca es tener una hoja de ruta clara y los acuerdos necesarios.
La idea es promover que cada ciudad adopte el modelo de ordenanza de Guayaquil. En esta, se da un plazo de seis meses desde la expedición de la normativa para prohibir la fabricación, comercialización, distribución y entrega de sorbetes de plástico.
En el plazo de 36 meses a partir de la vigencia de la ordenanza, se prohíbe la fabricación, el comercio, distribución y entrega de envases de un solo uso como tarrinas (incluyendo sus tapas, vajilla y cubiertos) vasos, tazas, tapas para vasos y tazas, removedores y mezcladores, elaborados con espumaflex o foam. En este caso, se exceptúan los envases para empaques primarios que contengan productos cárnicos frescos o congelados, que los requieran para su conservación.
Para las bolsas plásticas tipo camiseta, la idea es que sea una prohibición paulatina. Por ejemplo, en un plazo de seis meses desde la publicación de la ordenanza, todas las fundas plásticas de un solo uso deberán tener el 35% de material reciclado en su composición. En 21 meses, todas estas deberán tener el 70% de material reciclado. Según un estudio del MAE, aproximadamente 1 500 millones de fundas tipo camiseta son utilizadas por año en el país. Solo cinco de cada 10 son reutilizadas por única vez y luego son desechadas.
Más allá de los plazos, dice Barrera, lo que se busca es que los fabricantes de bolsas plásticas reintegren material reciclable en sus procesos de producción como materia prima. Hasta el momento se han firmado 60 memorandos de entendimiento con los alcaldes para generar ordenanzas que prohíban plásticos de un solo uso.
A través de estos memorandos, el objetivo del MAE es direccionar a un modelo tipo de ordenanza para evitar que cada uno lo haga por su lado. En esta iniciativa no se contempla a las botellas plásticas. Barrera dice que se van a realizar acciones en conjunto con las empresas, para crear nuevos mecanismos para que sustituyan este tipo de envases o minimicen su uso.
María Amparo Albán, especialista en sostenibilidad y ambiente, explica que la eliminación del plástico de un solo uso no es una actividad que se hace en un corto tiempo. Debe haber un modelo de transición que abarque los ámbitos sociales, económicos, comerciales y tecnológicos.
Lo primero -dice- es tener un diagnóstico del sector del plástico y conocer si el mercado actualmente está capacitado para reemplazar estos envases con productos tecnológicos que se adapten al requerimiento. Esto es lo que determinará el plazo que se debe poner para prohibir la utilización de estos materiales. Además, es necesario evaluar programas de incentivos.
Gustavo Ruiz, presidente de la Cámara de la Pequeña y Mediana Industria de Pichincha (Capeipi), dice que existen más de 17 industrias en esta Cámara que fabrican específicamente fundas de plástico y no están preparadas para hacer un cambio en tres meses, como fue el primer anuncio.
El tiempo necesario, considera, sería entre tres y cuatro años, pero se pueden ir tomando medidas como cobrar por las fundas de un solo uso para incentivar al usuario a usar fundas de tela. Esta medida ha sido adoptada en otros países de la región como paso previo a la prohibición. Ruiz añade que, a raíz del anuncio del Ministro, ninguna entidad pública se ha contactado.
Caterina Costa, presidenta de la Cámara de Industrias de Guayaquil, cuenta que sí han tenido reuniones con el MAE para expresar su postura. Para Costa, lo más importante es reforzar el concepto de economía circular. La idea es comprometerse a recuperar estos materiales o residuos para que funcionen como materias primas en otros procesos. Además -sostiene- es necesario determinar a qué se hace referencia con “plásticos de un solo uso”.
Francisco Mena, presidente ejecutivo de la Asociación de Bebidas No Alcohólicas del Ecuador, también considera que el problema no está en el plástico sino en el mal manejo posterior. La industria de bebidas es parte del plan nacional que actualmente se promueve para lograr una economía circular. Un nuevo modelo solo podría desarrollarse en el mediano y largo plazo, dice.