En los últimos cuatro años se han quemado 56 870 hectáreas de
bosques en el país. Azuay y Loja han sido las más afectadas. Foto: Archivo/ EL COMERCIO.
Los incendios forestales son un problema que se evidencia, sobre todo, en la época de verano. Para prevenirlos, en Ecuador se empezará a implementar un plan que fue aplicado en Brasil y Bolivia.
La iniciativa Amazonía Sin Fuego busca crear alternativas al uso del fuego, ya que la quema de bosques se ha convertido en un problema que no solo afecta a la flora y fauna del lugar, sino también a las comunidades que viven en las zonas aledañas al espacio afectado.
Según datos del Ministerio del Ambiente (MAE), desde el 2012 hasta el 2016 se ha quemado un total de 56 870,14 hectáreas. En años como el 2012 y el 2015, la cifra incluso superó las 20 000 hectáreas afectadas.
Para el MAE, estas cifras y la definición de incendio forestal se refieren al fuego que se propaga sin control sobre la vegetación natural, ya sean estos páramos, bosques nativos, vegetación arbustiva y herbácea y plantaciones forestales.
Pietro Graziani, asesor técnico del Programa Bilateral Amazonía Sin Fuego de la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo, explica que una de las metas de este programa es que se unifique las definiciones y las cifras que las diferentes entidades tienen sobre la quema de bosques. Con ello se analizará por qué se producen diferencias tan grandes de año a año en los últimos cuatro años.
El programa estará a cargo del MAE y contará con el soporte técnico y financiero de la Agencia Italiana de Cooperación al Desarrollo, la Agencia Brasilera de Cooperación (ABC) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
Graziani explica que lo más importante es tener un enfoque en la prevención, ya que de esta forma se ataca a la raíz del problema y se ahorra gastos. Según un estudio realizado en Bolivia en el marco de este proyecto, se evidenció que el combate de los incendios forestales puede llegar a costar entre USD 10 000 y 50 000.
En la mayoría de los casos, estos actos son causados por el humano. Las cifras revelan que nueve de cada 10 incendios forestales son originados por las personas. Por eso, se busca capacitar a las comunidades para que reemplacen el uso indiscriminado del fuego en las prácticas agrícolas.
En Bolivia, donde ya se ha aplicado este programa durante seis años, se creó un sistema de cerca eléctrica donde se va mudando al ganado, durante un período, de un terreno a otro. También se realizó un programa de sensibilización.
Graziani cuenta que en junio ya se contrató a los técnicos que se encargarán del proceso. La idea es capacitar a expertos locales para que después ellos pasen los conocimientos a las comunidades y el mensaje sea aceptado de mejor forma.
Según el MAE, se promueven buenas prácticas agropecuarias y de manejo de los recursos naturales. Estas iniciativas se relacionan con la generación de abonos orgánicos, abonos verdes y compost. También, está el manejo de pastos y ganado, sistemas agroforestales e implementación de viveros. Las alternativas van pensadas en la dinámica de cada territorio.
El programa se realizará durante tres años. En una primera etapa se aplicará en algunas de las zonas más vulnerables a las quemas de bosque. El primer año se llevará a cabo en Pichincha, Imbabura, Loja y El Oro.
Según el MAE, las provincias ubicadas en la Sierra central y en la región costera son las más vulnerables. En este resultado inciden las prácticas agrícolas, la estacionalidad de las lluvias, y la presencia de bosques secos y páramos que son los ecosistemas más vulnerables.
Durante el segundo y tercer año, el programa se extenderá a zonas como Azuay, Chimboraazo, Manabí y Guayas. Graziani resalta la importancia de que se aplique este programa en la Amazonía.
En Brasil el programa se desarrolló desde 1999 hasta el 2009. Con la experiencia en Ecuador, en el futuro se planea replicar en otros países amazónicos como Perú y Colombia.