Verónica Delgado Ron y Miguel Vargas muestran sus obras de arte con material reciclado. Foto: Patricio Terán y María Isabel Valarezo/EL COMERCIO
Cuando algo ya no se usa o se deteriora, la primera opción es botarlo. Sin embargo, para Miguel Vargas, esa idea no se aplica. Desde hace 20 años, él recoge las tapas de las botellas, restos de alambre, celulares viejos, aretes impares, llaves, pedazos de neumáticos, entre otros materiales que la gente desecha, y los convierte en figuras que, puestas en una base, se transforman en cuadros.
Cada uno cuesta entre USD 30 y 40 y para elaborarlo tarda unos 15 días, tiempo en el que acumula los materiales y otra quincena en darles forma. En su taller, ubicado en Carcelén, en el norte de Quito, hay varios de estos cuadros que esperan ser vendidos.
En uno de ellos, un celular Nokia, de los primeros que salieron al mercado, forma parte de la carrocería de un vehículo; en otro, dos bujías fundidas representan las llantas de una motocicleta. También hace figuras. Una de ellas es la de Mario Moreno ‘Cantinflas’ hecha con alambres y llaves.
Aunque no sabe con exactitud cuántos cuadros ha hecho, a su memoria vienen figuras de trenes, barcos, motos, aviones, entre otros. Después de su jubilación, Vargas vive de su arte.
Hace un año tuvo un accidente de tránsito en el que perdió parte de su pierna derecha. Sin embargo, eso no ha sido impedimento para que sus creaciones sigan. Ayudado de una silla de ruedas, el último jueves avanzaba hasta su taller.
Ahí, revisaba algunos casquillos de balas y manillas de reloj para hacer un Ford Modelo T.
Otra de las artistas quiteñas, que también decidió hacer arte a partir de las cosas que los demás rechazan, es Verónica Delgado. Desde hace tres años, la estudiante de Diseño Gráfico se dedica a hacer cuadros con cajas de todo tipo, cubetas de huevos, tela, revistas viejas, cartones…
Sus cuadros se venden en ferias a las que también asiste Vargas. Cada uno cuesta entre USD 30 y USD 90. El precio varía según el tamaño y el tiempo invertido en la elaboración.
A diferencia de Vargas, ella busca representar a la naturaleza, por ello en sus obras prioriza imágenes de árboles, montañas, sol, luna, entre otros paisajes naturales.
Pero con el reciclaje no solo se pueden hacer cuadros, Juan Carlos Verdesoto, un estudiante universitario de 25 años, encontró la forma de hacer esculturas con los mismos materiales que usan Delgado y Vargas. El joven cursa el tercer año de Artes Plásticas, en la Universidad Central. Cuenta que desde que tiene memoria su abuela paterna, Clara Tapia, tiene afición por guardar unas ‘chucherías’.
Fue así como Verdesoto encontró en su casa todo lo necesario para transformar revistas y periódicos viejos en cubiertas para sus esculturas, o alambres y tillos en figuras que representan a bandas musicales.
Para los tres artistas, el reciclaje es un principio del arte, basta un poco de creatividad, la conciencia ecológica y su estilo de vida.
No olvide
No bote a la basura las cosas que ya no usa. Esos materiales son útiles para otra gente. Recicle.
El taller de Miguel Vargas queda en Carcelén, junto a la Policía antinarcóticos. Él recibe todo tipo de material.
En Quito hay puntos para reciclar botellas plásticas que también sirven para hacer cuadros o esculturas
Muchas de las cosas que se botan se pueden reusar, busque la forma para darles una segunda vida útil.