En la comuna de Cotama, en Otavalo, 10 familias incursionan en cultivos agrícolas libres de químicos. Ahora se abren al turismo. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.
Cuando hay luna nueva se siembran plantas que crecen sobre el piso, como el brócoli o la coliflor. Pero cuando es menguante se entierran las semillas de alimentos que se desarrollan solo bajo piso.
Ese es uno de los secretos que Pilar Lechón, de la Asociación Agroecológica Mushuk Muskuy (Nuevo Soñar), comenta a los viajeros que arriban a la parcialidad de Cotama, en Otavalo (Imbabura).
Esta agrupación, integrada por 10 familias de la comuna, se ha puesto como nuevo reto incursionar en el turismo comunitario vivencial.
Pero lo que se busca es que el turista no solo comparta con las familias anfitrionas sino también activar a varios emprendimientos de la zona, comenta Lechón.
Se refiere a talleres en donde se elaboran alpargatas, prendas de vestir bordadas a mano, bisutería, instrumentos musicales de viento y fajas.
De la confección de estas últimas es especialista José Cledio Cachimuel. Aprendió este oficio de su padre César, quien confeccionaba ponchos, bufandas y fajas.
Con la ayuda de un telar de cintura, José Cachimuel ahora confecciona solo una especie de cinturones, que son largos y anchos, que se conocen como mama chumbi. Esa una de las prendas indispensables en la vestimenta de la mujer indígenas de la zona.
Este artesano, de 65 años, quien también es flautero, es uno de los más entusiastas con la iniciativa de recibir a visitantes. “Lo que queremos es mostrar nuestra cultura”.
La vivencia ancestral de los kichwas Otavalo a través de la agroecología es la propuesta. Cultivan sin químicos una variedad de verduras, tubérculos y frutas. Eso permite a estas familias ahorrar una parte de los gastos en los hogares.
Los excedentes, en cambio, los comercializan en canastas que ofrecen directamente al consumidor.
Por eso, cada jueves laboran colectivamente en la preparación del suelo y de abonos orgánicos sólidos y líquidos, con los que cuidan los sembríos.
La minga les une como grupo y les permite aprender más, asegura Ana Trávez, otra de las integrantes. Esta mujer, que mientras trabaja carga en su espalda a su nieta, por esta época tiene en producción zanahoria, cebolla y cebollines.
Por ahora, los integrantes de Mushuk Muskuy esperan recibir al primer grupo de turistas extranjeros, que llegan desde Bélgica atraídos por la convivencia con las familias.
Se esmeran por cuidar todos los detalles. En la gastronomía ofrecen platillos tradicionales como sopas de chuchuca y arroz de cebada, papas con berro, cuy asado. También otros alimentos con un toque gourmet como tallarín de zuquini.
La oferta se complementa con hospedaje familiar y un área para acampar. En Cotama resaltan la diversidad étnica, gastronómica y cultural.