La Organización Nacional de Trasplantes de España (ONT) y la Transplantation Society (TTS), con sede en Canadá, fueron galardonadas ayer con el Premio Príncipe de Asturias de Cooperación.
El jurado reunido en la ciudad española de Oviedo anunció que el premio se les concedió por su cooperación y su contribución a la práctica científica y clínica para la realización de trasplantes de órganos en todo el mundo.
La ONT y la TTS se impusieron en la votación final a la fundación alemana Alexander von Humboldt y a la Red de Jóvenes Afectados por la Guerra. Esta se dedicada a ayudar a los niños soldado.
El galardón está dotado con USD 61 000 y una estatuilla diseñada por Joan Miró.
El jurado destacó “el liderazgo internacional de la Organización Nacional de Trasplantes al haber situado a España a la cabeza de los sistemas de trasplantes en el mundo”. La ONT, creada en 1980 y dependiente del Ministerio de Sanidad, ha impulsado además el Registro Mundial de Trasplantes, cuya sede está en España, que gestiona la información pública procedente de 98 países.
“Más de un millón de personas pudieran beneficiarse cada año de un trasplante en el mundo, pero finalmente solo lo hacen alrededor de 100 000, por la carencia de órganos y de infraestructura”, manifestó el director de la ONT, Rafael Matesanz, en un comunicado en el cual agradeció por la entrega del premio.
Sobre la TTS, que nació en 1966, el jurado subrayó “su labor para establecer los principios que guían la práctica clínica, para desarrollar programas avanzados de formación y promover estándares éticos, así como la investigación científica”.
Con más de 4 500 miembros en casi todo el mundo, la TTS es la organización internacional que lidera todos los aspectos médicos, farmacológicos, formativos y de investigación referentes al trasplante humano.
El galardón a las dos organizaciones dedicadas al trasplante fue otorgado en un momento en que España ha impulsado una normativa común entre los países de la Unión Europea (UE) .
La candidatura de estas instituciones fue elevada por Enrique Moreno, ganador del premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 1999.