Los estudiantes de tercero de bachillerato de la Unidad Educativa Manuela Cañizares rindieron el supletorio el pasado miércoles 12 de julio del 2017. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Los supletorios truncaron, por primera vez, las vacaciones de Carlos A., quien no alcanzó el puntaje requerido para pasar al segundo de bachillerato. Matemática, lenguaje y biología se convirtieron en los obstáculos que no superó durante el año lectivo 2016- 2017.
Sentado en la primera fila del aula, el joven de 16 años, resuelve un problema matemático: las funciones derivadas. El banco de ejercicios, lápiz y borrador son parte de los implementos que lleva al colegio, en el período de recuperación.
Este proceso se inició el 7 de julio y se extenderá hasta mañana, viernes 21 de julio del 2017, según el Ministerio de Educación. Pero esto depende de la organización de cada institución.
Hasta que apruebe esos supletorios, Carlos se mantendrá en primero de bachillerato. De todos los años, en ese nivel se registra el mayor número de “suspensos” (20%). Esto debido a que en el ciclo 2015-2016 no pasaron 100 273 estudiantes de ese grado, de 495 022 ‘suspensos’.
Los chicos que dieron supletorios representan el 29% del total de alumnos de octavo de básica a tercero e bachillerato (1,7 millones). Las cifras del 2016-2017 estarán disponibles en septiembre (ver gráfico).
Para Marlene Herrera, vicerrectora encargada de la Unidad Educativa Experimental Manuela Cañizares, la mayoría de estudiantes de primero de bachillerato se queda en supletorios por temas de transición. En este, por ejemplo, el número de materias aumenta.
En el currículo 2016 se observa que hay siete asignaturas para los ciclos de educación general básica (de primero a décimo año). Mientras que en el bachillerato general unificado (de primero a tercero) llegan a 12.
En este nivel, además, la complejidad de los temas es mayor. Por ello, los jóvenes no se adaptan fácilmente al ritmo de estudios, explicó Diana Robalino, psicóloga clínica y docente de la Facultad de Educación de la Universidad de las Américas (UDLA).
Matemática y lenguaje son dos de las tres materias que debe rendir Carlos, estudiante de 16 años. Y encabezan la lista de asignaturas con el mayor número de suspendidos.
El año anterior, en matemática se quedaron 108 905 estudiantes (22%); en lengua extranjera, 69 303 alumnos (14%); y en lenguaje y literatura, 49 502 chicos (10%) (ver info).
Física y química son materias nuevas que se dictan a estos estudiantes, que están entre los 15 y 16 años. Al igual que historia, biología y otras.
Dentro de la parte psicológica -dijo Robalino- el adolescente se encuentra en un período de búsqueda de identidad y de definición de su personalidad. “Hay que ponerles reglas y hábitos de estudio”.
María Emilia M., de primero de bachillerato, se quedó a supletorio en siete materias. La mayoría son las nuevas. La joven acepta que se descuidó durante este ciclo, pero “había más asignaturas que estudiar”.
Ahora ambos adolescentes están en recuperación pedagógica. En los cursos la dinámica es similar. Los profesores explican o resuelven los problemas. Mientras que los chicos preguntan lo que no entienden y, también, hacen bromas para calmar los nervios antes de dar el examen, que se rendirá del lunes 24 al miércoles 26.
Los dos jóvenes, pese a que están en supletorios, no pierden el ánimo. Ahora ya entienden parte de la materia y esperan no quedarse al remedial, que será los últimos días de agosto. Es la segunda oportunidad. La tercera será el examen de gracia. La misma confianza sienten sus padres, quienes se enojaron pero les comprenden y apoyan.
Una realidad similar se vive en colegios privados como el América y El Sauce. En ambas instituciones el número de alumnos que se quedaron a supletorios se concentra en el primer año de bachillerato, por lo que ahora buscan estrategias para mejorar el puntaje.
La evaluación en el Colegio de América está encaminada a ubicar las debilidades de las estudiantes “suspensas”.
Para su rectora Lucila Toapanta, el mayor inconveniente está fuera del plantel, ubicado en el norte de la urbe.
“No todos los docentes, padres de familia y estudiantes están colaborando al 100%. La falta de apoyo del alumnado y de sus representantes es la gran debilidad. Hay un buen nivel de docentes”, anota.
La poca responsabilidad de los estudiantes también es otro de los factores que influyó en los problemas o debilidades de adolescentes del Colegio El Sauce, ubicado en Tumbaco.
Para Casandra Intriago, docente de lenguaje y literatura, la entrega de deberes enviados a casa es casi nula. Por lo que ella apuesta a trabajos en clase.
Pese a los nervios antes del ‘suple’, los adolescentes estudian a contrarreloj para grabarse fórmulas, hechos históricos, reglas gramaticales, que no aprendieron durante los 200 días escolares. Lo deben hacer en menos de 15 días.
En contexto
A finales de junio, los estudiantes del régimen Sierra y Amazonía terminan el ciclo lectivo. La mayoría disfruta de sus vacaciones hasta inicios de septiembre. Pero quienes no completan los puntajes para ser promovidos deben estudiar para el supletorio.