Diego Pallero, fotoperiodista de EL COMERCIO de Ecuador, alcanzó el primer lugar en la categoría Deportes (individual) con la fotografía ‘Punto de quiebre’. Foto: Diego Pallero
Las secuelas de la violencia, las expresiones religiosas, las festividades locales y los fenómenos políticos son una constante en el trabajo de los fotógrafos iberoamericanos. Así lo asegura Sara Leen, directora de fotografía de National Geographic y la cabeza del área visual de Traveler y del estudio fotográfico de NatGeo.
Leen -fotógrafa estadounidense graduada de la Escuela de Periodismo de Columbia-uno de los cinco jurados, que desde, el lunes 6 de mayo del 2019, están enfocados en la deliberación de los ganadores de las 19 categorías del POY Latam, el concurso más prestigioso de fotografía documental y artística de Iberoamérica.
En este trabajo, que se extenderá hasta el 10 de mayo, cuando se elija al ganador de la categoría Fotógrafo Iberoamericano del Año, la acompañan la mexicana Maya Goded, el ecuatoriano Coco Laso, el peruano Musuk Nolte y la brasileña Adriana Zehbrauskas, encargados de revisar las 28 000 imágenes de los 1 278 fotógrafos que participan en esta edición.
Entre los ganadores que ya se conocen de esta edición están Jorge Pachoaga, en la categoría Vida Cotidiana (serie), Gisela Volá, en la categoría Retrato (individual) y Diego Pallero, fotoperiodista de EL COMERCIO de Ecuador, en la categoría Deportes.
Guillermo Arias, el fotógrafo mexicano ganó el primer lugar en la categoría Noticias (individual)
A criterio de Pablo Corral, director del POY Latam, el concurso se ha convertido en una vitrina que muestra cómo los fotógrafos profesionales han cambiado la manera en la que cuentan sus historias. “La mayoría -dice- ha logrado transitar de forma libre entre el arte y la fotografía documental, algo que antes era poco usual”.
Desde el 2011, este concurso, que se celebra cada dos años, se ha convertido en una especie de escaparate visual para mostrar que el ojo del fotógrafo iberomericano ha puesto su mira en mundos que hurgan en el pasado pero que también se interesa por la actualidad. De allí la creación de nuevas categorías como la de El futuro de las ciudades o La fuerza de las mujeres.
Corral sostiene que el concurso también permite ver cómo la fotografía está pasando por su mejor momento. Una situación que contrasta con la situación de fotógrafos profesionales que no pueden vivir de esta actividad. En este contexto, Leen agrega que la competitividad entre los fotógrafos independientes es alta.
“En este momento no solo en Iberoamérica, sino en todo el mundo, hay gente tomando fotografías. Te puedes publicar a ti mismo en Instagram o tu sitio web y no necesitas esperar que un medio de comunicación te publique. Lo que diferencia al fotógrafo amateur de los fotógrafos profesionales es que nosotros conservamos un código ético y tenemos unos estándares que cumplir porque somos periodistas”.
Por su parte, Nolte, editor de KWY Ediciones, una plataforma editorial independiente, asegura que en Iberoamérica la fotografía pasa por un momento de crisis positiva, donde los fotógrafos están tratando de redescubrir su identidad. “Hay mucha gente joven fotografiando y encontrando nuevas maneras de contar historias. La tecnología ha ayudado a democratizar el oficio”.