Un pincel, pinturas y un lienzo son las herramientas que mantienen activo a Adrián Vásconez, de 8 años, luego de la jornada escolar.
El pequeño cursa el quinto año de básica en el Liceo José Ortega y Gasset y luego toma clases de pintura dos veces por semana en Art Class, en el norte de Quito.
A más de la pintura también aprende a tocar guitarra en el mismo centro. “Me gusta la música y la pintura porque no me cansan”. Estas dos actividades las realiza mientras sus padres trabajan.
La psicóloga Elizabeth Montenegro, del Centro de Estrategias de Aprendizaje y Desarrollo de la Inteligencia (Ceadi), explica que este tipo de actividades potencian las habilidades y complementan la educación formal.
Además, fortalecen la confianza, seguridad y autoestima de los niños y adolescentes, y son un camino para descubrir la orientación profesional, afirma.
Isaac Coloma, de 13 años, eligió la música. Su instrumento preferido es la guitarra. Dos veces por semana practica dos horas y media en el Conservatorio Nacional de Música. Estudia en las tardes en el colegio Juan Montalvo. “Al principio fue una afición, ahora quiero ser músico”, afirma.
Otro caso es Wellington Acosta, quien empezó a estudiar música desde los 12 años y a los 17 decidió especializarse en piano. Hoy es uno de los estudiantes más destacados del Conservatorio.
Montenegro advierte que la elección de la actividad debe ser de acuerdo con los intereses del niño, nunca por imposiciones.
Un error grave de los padres es tratar de realizar sus sueños a través de los hijos. “El niño que se siente obligado puede caer en frustración y ansiedad”.
Ksenia Veretnova, profesora de pintura en Art Class, indica que las actividades artísticas desarrollan la motricidad fina y habilidades como una correcta escritura. Desde los 3 años de edad se puede optar por el arte.
Ambas especialistas aseguran que antes de elegir una actividad se debe identificar las destrezas, gustos e intereses del niño. Una forma es observar lo que hacen.
Qué sucede en cada etapa de su hijo/a
De 4-5 años
Identifican los gustos, aficiones y habilidades.
Es esta época se empiezan a dominar las habilidades motrices gruesas y finas.
Llévelelos a que observen distintas actividades. No obligue a que participen, deje que ellos escojan.
De 6-7 años
Empiezan a definirse por una actividad específica.
Los deportes y actividades manuales les atraen.
Elija una opción según las características del niño: hiperactivo (deportes).
De 8-9 años
Sus intereses ya están marcados. Aquí influye el grupo de amigos.
Aquí se descubre si la actividad es una afición o será su profesión.
5 áreas en las que puede crecer
ARTE Y CULTURA El ballet contribuye al desarrollo de la coordinación, ritmo y movimiento, para lograr que el cuerpo sea capaz de moverse con libertad.
DEPORTES Las disciplinas deportivas promueven la actividad física. Desarrollan las habilidades motrices y las estrategias mentales. También promueven el trabajo en equipo. Una opción es la gimnasia olímpica.
ACADÉMICAS La lectura fomenta el sentido crítico y provoca la inquietud intelectual. Estimula el razonamiento y ayuda a la expresión oral y escrita.
RECREATIVAS Las actividades manuales, por ejemplo en papel, estimula la motricidad fina, mejora la precisión y eleva el nivel de coordinación. Influye en el sistema nervioso. Además, estimula su imaginación.
OTROS IDIOMAS. Aprender otro idioma aumenta las habilidades cognitivas. Los niños bilingües tienen mayor flexibilidad mental y aprovechan estas destrezas para entender conceptos y problemas matemáticos o lingüísticos. Se aconseja iniciar en edades tempranas, porque aprenden con más facilidad.
Cinco consejos para los padres
Haga una lista de las actividades favoritas de sus hijos. Identifique cinco y pídales que seleccionen la que más les atraiga.
Busque un centro que cubra sus intereses. Los padres deben participar desde el comienzo en este tipo de actividades.
Antes de iniciar una actividad, los estudiantes deben saber qué tiempo y energía son necesarios y decidir si se van a comprometer a participar.
Las actividades extracurriculares no deben practicarse todos los días, según Montenegro. Es recomendable dos o tres veces por semana para que el niño tenga tiempo para sus tareas escolares.
No los sature de cursos o talleres, porque lejos de estimular o crearles interés se podrían agobiar. No permita que lo dejen a medias, enseñe que si se empieza algo debe terminarlo.