SANTIAGO, Chile. Autorretrato con mi madre. “Al principio de la pandemia no nos podíamos tocar hasta asegurarnos de que no éramos portadoras del virus, pero podíamos sentir porque aún teníamos el recuerdo de lo que es un abrazo”. Foto: Tamara Merino
Este diario colectivo para afirmar que no estamos solos en esta era de incertidumbre es una serie del New York Times. Es una apuesta por dos de las capacidades que nos definen como humanos: la comunicación y la empatía. La premisa es simple: no importa lo aislados que estemos, podemos compartir experiencias, visiones y sensaciones que nos acercan como individuos y comunidad.
La pandemia del coronavirus nos ha expulsado de plazas y calles, aulas y oficinas, cines y cafés. Lo ha infectado todo de miedo, limitando nuestro contacto físico a un grado solo imaginable por la ciencia ficción -un mundo sin abrazos ni besos-.
El periódico publica, durante 40 días, postales de artistas, periodistas, fotógrafos, escritores, alternando formatos y géneros. ‘Postales del coronavirus’ es instigado y coordinado por el fotoperiodista Pablo Corral Vega, y ha contado con la participación de excelentes artistas y escritores de Iberoamérica, entre ellos los también ecuatorianos Manuel Jibaja, Paula Barragán, Johis Alarcón, Belén Mena y Sofía Zapata.
MELILLA, España. Dada la falta de mascarillas, algunos han decidido fabricarlas ellos mismos, como Kareen, nacido en esa ciudad hace 35 años. Ha trabajado como carpintero y desde hace varios meses se encuentra en paro. Foto: Jordi Cohen
BARCELONA, España. Un auxiliar sanitario y un trabajador de Open Arms suben a un domicilio para realizar una prueba a una persona. Los trabajadores de la ONG hacen pruebas de detección en el hogar de ancianos y en hogares privados en Cataluña. Foto: José Colón
GUADALAJARA, México. “La maternidad y sus contradicciones son uno de los grandes retos de vivir la cuarentena desde casa: ¿cuánto y hasta dónde conocemos a nuestros hijos?”. Foto: Alejandra Leyva
MADRID, España. “El teléfono y las llamadas se han convertido estos días en una herramienta fundamental para pasar las horas. Los primeros días la obsesión por el contagio hacía que mi madre se tapara el rostro”. Foto: Edu León