Padres preocupados, que acuden semanalmente a preguntar por el rendimbiento de sus hijos. Y el extremo: otros que conocen sus debilidades y evitan asistir a las reuniones.
Esos son los comportamientos que conocen bien cuatro maestras de primero, sexto y séptimo de básica de la Unidad Educativa Martím Cereré. Se trata de Mercedes Mecías, Kirina Valencia, María Isabel Costales y Patricia Bolaños.
El miércoles 29 terminará el primer quinquemestre en la Sierra y Amazonia. En estos días los estudiantes rinden los últimos aportes y se preparan para los exámenes finales, que representan el 20% de la nota. ¿Cómo deben reaccionar los padres al recibir las libretas? Karina Revelo es la madre de Rafaela Rodríguez, del sexto de básica del Martím Cereré, en El Inca, norte de Quito. Ella asegura que no habrá novedades cuando le entreguen las notas. Cuando ‘Rafa’ llega de la escuela revisa su agenda, le pregunta cuántos deberes tiene y a través de una red virtual se entera de las notas parciales.
“No tiene problemas. Cuando no entiende cómo hacer un deber, ella mismo telefonea a sus compañeros”, indica la madre y cuenta que no tienen grandes planes para estas primeras vacaciones de 13 días. Tal vez irán a la playa.
Padres e hijos deberían trabajar como un equipo para alcanzar resultados académicos, reitera el pedagogo Juan Páez.
No hay que dejar de alarmarse por una nota de menos de 7 sobre 10, el puntaje mínimo. Pero pide tomar en cuenta que con el sistema de quinquemestres hay algunas ventajas.
El reglamento de la Ley de Educación Intercultural Bilingüe (LOEI) establece que los profesores deben brindar clases de refuerzo académico para uno o más estudiantes; las tutorías individuales incluso pueden ser con otro docente que enseñe esa asignatura.
Además, hay un supletorio y un examen remedial. La última oportunidad es el de gracia, en caso de que un alumno reprobara en una sola materia, puede matricularse y asistir al siguiente nivel y rendirlo un mes después del inicio de clases.
Páez sugiere a la familia preguntar al chico por qué la mala calificación, que diga cómo se siente. Y luego involucrarse más en la escuela, acudir por lo menos dos veces al mes. Hablar con el profesor del área, el psicólogo y de ser necesario con las autoridades.
María Victoria Bayas asiste al Colegio William Caxton, en el norte de Quito, a recibir los reportes de su hijo Josué David.
También suele ir a consultar cómo se comporta. Está en primero de básica y la materia más difícil es inglés, pero le encanta. “Si notara que algo no va bien iría al siguiente día”, afirma.
Páez aconseja buscarle clases particulares. En el segundo quinquemestre, el padre debería llegar temprano si su hijo está en semana de exámenes. Llevarle al tío o a alguien que pueda ayudar con una materia difícil si no están capacitados. No dejarlos solos, recogerlos en la escuela ocasionalmente.
“Son pocos, pero hay ciertos padres que huyen ante nuestros llamados”, apunta la maestra Mecías. Y pide más compromiso . Ella y sus compañeras también creen necesario que los padres de familia dosifiquen su contacto con Internet, juegos electrónicos.
Las cuatro docentes ya notan a sus alumnos cansados, dicen que es diferente a la época en que regía el sistema de trimestres (hasta el 2011-2012).
Valencia señala que el quinquemestre es demasiado largo. “Hay tanto contenido y destrezas que enseñar. Los chicos desbordan energía y esperan cinco meses para descansar apenas dos semanas”.
Costales admite que también los maestros están agotados. Se ha recortado su período de vacaciones, si uno de los chicos no entiende algo deben darle una clase de recuperación, se quedan dos o tres tardes por semana con ellos o en los recreos.
En el Municipio de Loja, la Dirección de Gestión Social, dirigida por Augusto Abendaño, estudió el ciclo 2011-2013.
El Exdirector Metropolitano de Educación concluye que no se hicieron ajustes o adaptaciones curriculares para pasar del trimestre al quimestre. Además, que hubo insuficiente capacitación a los docentes para encarar el cambio.
Pero, según Freddy Peñafiel, viceministro de Educación, no había necesidad de hacer esos ajustes pues el tiempo de contacto con el profesor y de clases es el mismo. El currículo nacional está dividido en bloques.
Aunque adelanta que evalúan el currículo de Educación General Básica. Analizan una información que presentarán dos meses antes del inicio del régimen Costa, en mayo. También recordó que los quinquemestres tienen menos de un año de implementación. Por lo que hay que esperar un poco para hacer comparaciones.
PUNTO DE VISTA
Un pretexto para acercarse al hijo
Carmen Alcívar/ psicopedagoga La libreta de calificaciones es algo objetivo, pero habla de una parte de un proceso. Es importante saber qué pasó antes. Para algunos padres un 9 es nota baja, para otros un 7 no está mal, algunos lo verán como un signo de alerta. Habría que ir a la raíz del problema. Sugeriría que no reaccionaran con enojo pues la próxima vez el niño esconderá una verdad. Podría preguntarle a su hijo qué siente y qué piensa de su reporte, para bajar las cosas de la razón al corazón. También es momento para que los padres se pregunten por qué desatendieron a su hijo. La libreta puede ser un pretexto para sacar la furia del papá, la frustración, o puede servir para comunicarse con el hijo, estar más cerca de él.
Datos:
- No olvide La nota mínima para ser promovido al siguiente grado es de 7 sobre 10 en Matemática, Lengua, CC.NN., sociales y un promedio general de siete.
- En casa se sugiere que exista una biblioteca mínima con literatura infantil y ciencia ficcción, diccionarios, enciclopedias, libros de Biología, etc.
- Los pedagógos aconsejan estimular a los niños con premios. Si hay bajas calificaciones se recomienda restringir el uso de Internet y videojuegos.
- El supletorio se aprueba con mínimo 7 sobre 10 sin aproximaciones. El plantel debe ofrecer clases de refuerzo 15 días antes de aplicar esta evaluación.