La música y la danza son parte de esta ceremonia que conmemora un hecho glorioso para el pueblo afro. Fotos: Marcel bonilla /EL COMERCIO
La celebración del llamado retorno al palenque de la libertad es todo un acontecimiento en Esmeraldas. Desde hace tres años, los afrodescendientes del país se concentran en la población de Portete, cantón Muisne, sur de Esmeraldas, para recordar el desembarco de los primeros africanos al mando de Alonso de Illescas.
Precisamente, en octubre de 1553, un barco negrero que navegaba de Panamá hacia Perú encalló en la isla de Portete. Uno de los esclavos que viajaba era Alonso de Illescas, que arrimó a la playa con seis mujeres y 17 hombres más.
Según la historia, este líder africano se adentró a las montañas para declararse libre, huyendo de sus esclavizadores. Por ello, el sitio es importante para los afrodescendientes que celebran este acto con rituales afroamericanos, afrobrasileros y afrocubanos. Toda una mezcla de culturas.
En homenaje a Illescas, este año se levantó un busto en el parque de la pequeña población de Portete dedicada al campo y ahora al turismo de playa. Durante la ceremonia las mujeres llevaron un turbante que cubría sus cabezas y estaban vestidas de blanco como señal de pureza.
Muchas caminaron descalzas por la playa como cumpliendo una manda. Los hombres lucieron sus batonas de colores y una kenya (gorro) que los identificaba como descendientes de africanos. En sus manos llevaron maracas y bombos, y entonaban arrullos.
La celebración empezó con una romería desde la población de Bolívar (Muisne). Se caminó por el arenal hasta llegar a Portete. Un sitio paradisiaco rodeado de palmeras a orillas del océano Pacífico.
Con el sonido de bombo se hicieron los rituales acompañados de sahumerios, pidiendo la bendición de sus dioses y sus ancestros. Luego fue turno de las cantoras. Sonia España, cantora afroesmeraldeña, interpretó su trova recordando a los africanos caídos en busca de la libertad y la rebelión contra sus verdugos.
Esta vez, el pedido a sus dioses fue lograr el mayor apoyo de los gobiernos de los países, pues desde enero de este año se celebra el decenio del pueblo afrodescendiente, explicó Mary Quiñónez, representante de la Asociación de Mujeres Afros y Diversas.
Esta iniciativa surgió de los sectores afros organizados, que -al cumplirse los 460 del desembarco (hace tres años)- creyeron necesario hacer un acto solemne hasta llegar a institucionalizarlo. Una de las promotoras es Alodia Borja, lideresa afrodescendiente.
Juan Montaño, uno de los líderes afroesmeraldeños, parte de la organización, cuenta que en noviembre, cuando se celebró el tercer encuentro del retorno al palenque, unas 300 personas de todo el país asistieron: “Nosotros realizamos en Portete un encuentro simbólico con los africanos que llegaron a estas tierras.
Lo hacemos caminando desde adentro hacia afuera de la playa. Ahí nos arracimamos como hermanos para luego escuchar el buen sonido de la marimba y servirnos un plato tradicional al caer la tarde”.