En la Plaza Arenas se inauguró este martes 5 de junio del 2018 el Festival Música Ocupa. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
A la entrada de la Plaza Arenas cuelga un cartel que anuncia el festival Música Ocupa, un encuentro de música académica en espacios no convencionales que se celebrará hasta el sábado 16 de junio del 2018 en Quito. La tarde del martes 5 de junio se realizó el concierto de apertura en este inusual escenario.
Los músicos llegaron con sus equipos y mientras se posicionaban. Los vendedores de esta zona de ferreterías cerraban y limpiaban su puestos de trabajo. Poco a poco la plaza quedó limpia de ruidos ensordecedores y el público se sentó en las bancas dispuestas alrededor del centro.
Simón Gangotena abrió el evento con un discurso en tono de conversación, recordando al público -que ya superaba la capacidad de las bancas- que la música académica no es solo para espacios excluyentes de las grandes salas de conciertos, sino que desde siempre se la ha disfrutado a nivel de la gente.
Sin podio, sin micrófonos y con vestuarios casuales, los artistas dieron inicio a una velada imponente por su música y propuesta.
La primera pieza que sonó fue Nadie nos conoce del artista chileno Cristian Crisosto, una sátira a los músicos presentes y al evento en sí. La versión interpretada en violín y violonchelo logró hipnotizar a los presentes.
Uno de los objetivos del festival es romper con los prejuicios alrededor de la música clásica. Acercarla al público masivo y permitir que se conecten y refresquen sus oídos con los sonidos de la academia y de artistas a quienes tal vez no se han dado la oportunidad de conocer.
La Plaza Arenas fue el escenario ideal para dar comienzo a esta aventura musical que este año cumple su segunda edición.
El escenario semi tapado dejaba ver el cielo quiteño, logrando que el público disfrute de la música y el delicado atardecer.
Para la segunda pieza sonó el cuarteto de cuerdas Americano de Antonin Dvorak. Un equipo de músicos internacionales entonó la pieza más extensa de la noche que logró cautivar a la audiencia.
“Qué bonito suena, quiero tocar violín” se escuchaba a lo lejos en la voz de una pequeña que veía el concierto distante desde el puesto de su madre quien todavía no terminaba de cerrar.
El concierto fue sencillo en su puesta en escena y por ello logró converger un mundo considerado únicamente para las élites con un escenario popular. Así mientras sonaba Hollberg Suite de Edvard Grieg, las pocas vendedoras que quedaban se paseaban por el público y ofrecían ‘canelita’ gratis. Mientras que el público levantaba sus celulares para grabar o fotografiar a los músicos, llevándose un poquito de arte y música clásica a sus redes sociales.
El festival seguirá tomándose espacios como el Ministerio de Cultura, el Parque Urbano Cumandá o el Cementerio de San Diego, entre otros. Para conocer las fechas y horarios de cada evento visite el sitio web de Música Ocupa