Platos sonoros y canciones comestibles, lo último de Jordi Roca

Si una ensalada sonara como una canción de Lady Gaga a lo mejor los adolescentes comían más verdura

Si una ensalada sonara como una canción de Lady Gaga a lo mejor los adolescentes comían más verdura", expuso hoy el primer ciborg certificado del mundo en Madrid Fusión. Foto: EFE/J.J. Guillen

Si una ensalada sonara como una canción de Lady Gaga a lo mejor los adolescentes comían más verdura", expuso Neil Harbisson, el primer ciborg certificado del mundo, en Madrid Fusión. Foto: EFE/J.J. Guillen

Cómo convertir el Himno de la Alegría en un plato? Una canción de Lady Gaga podría ser una ensalada? Hasta ahora era una labor imposible, pero el repostero Jordi Roca y Neil Harbisson, el primer ciborg del mundo, se han unido para crear el cromáfono, que convierte los colores en notas musicales.

Harbisson sufre acromatismo, por lo que no puede ver los colores. "Vivía en una escala de grises" hasta que en 2004 se instaló una antena en la cabeza que, mediante varios dispositivos, transforma los colores en notas musicales, incluso aquellos que el ojo humano no puede ver, como los ultravioleta o los infrarrojos.

"Ahora escucho a Goya y a Dalí, ir a un supermercado es como ir a una discoteca. En la comida también escucho notas, por eso Jordi y yo nos planteamos crear platos que suenen bien, comernos una canción.

Si una ensalada sonara como una canción de Lady Gaga a lo mejor los adolescentes comían más verdura", expuso hoy el primer ciborg certificado del mundo en Madrid Fusión.

Y es que los sonidos y colores comparten frecuencias, explicó Harbisson, que en los postres de Jordi Roca, del tres estrellas Michelin El Celler de Can Roca (Gerona, noreste de España), percibe "un tipo de naranja porque suenan a fa sostenido".

"El reto es que el comensal sienta lo de Neil, que pueda sentir los colores como música", dijo el también considerado mejor repostero del mundo, que confiesa sentirse como "un niño con juguete nuevo" con este aparato, un "detector sonoro-cromático" que emite notas musicales cuando se ponen alimentos sobre él, en función de su color.

Si un plato tiene que saber y oler bien y ser estético a la vista, ahora también tendrá que sonar de forma armoniosa. Y así lo hace la anarquía de chocolate, un plato que Roca creó hace unos años para su restaurante, con más de 40 ingredientes, y que ha demostrado tener mucho ritmo.

"Podemos degradar una canción en colores y llevarlos al plato para generar una armonía, hacer canciones que sepan bien o escuchar platos que ya existen", detalló Roca. "Es la gastronomía sonocromática, una nueva manera de escuchar la gastronomía", apostilló Harbisson.

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