Los chicos de Salinas aprenden una técnica especial de grabado. También hacen artesanías con identidad. Foto: Cortesía Junta Parroquial de Salinas
Cada tarde, la Casa Parroquial de Santa Catalina de Salinas, en el cantón Ibarra, en Imbabura, se convierte en un salón de clase.
De lunes a viernes, un grupo de 11 niños y jóvenes de este poblado afrodescendiente participa en el Plan queremos crecer y ser mejores.
Los chicos realizan tareas dirigidas, reciben apoyo psicopedagógico y planes de emprendimiento, explica Raúl Maldonado, presidente de la Junta Parroquial.
La idea es enseñarles a confeccionar artesanías, para que a futuro puedan insertarse en una actividad productiva.
Este proyecto, que tiene seis años de vida, beneficia a 120 chicos, explica Mariela Mina, de la Junta Parroquial. Los funcionarios de esta institución se turnan para ejercer el papel de instructores.
Ahora buscan aliados para cumplir este rol con más estudiantes.
Un grupo de estos niños integra la Banda Juvenil de Salinas. Ellos son los encargados de dar la bienvenida, a ritmo de la música bomba, a los turistas que llegan en el tren.
Salinas tiene una ubicación privilegiada, goza de un buen clima y su gente es conocida por su carisma. Todas estas condiciones le han convertido en un potencial destino turístico. Los proyectos sociales de Salinas también han sido reconocidos.
Mina recuerda que el Plan queremos crecer y ser mejores, junto al de atención a adultos mayores y a personas con discapacidad, recibieron un reconocimiento a mejores prácticas de la Asociación de Municipalidades del Ecuador.