Pamela Castillo Barahona es viceministra de Ambiente del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica. Foto: Isabel Alarcón / El Comercio
Entrevista a Pamela Castillo Barahona, viceministra de Ambiente del Ministerio de Ambiente y Energía de Costa Rica. En esta dependencia actúa como Presidenta del Consejo Nacional de Áreas de Conservación.
El III Congreso de Áreas protegidas de Latinoamérica y el Caribe reunió durante esta semana a más de 2 000 personas de todo el mundo en Lima, Perú. Durante foros, charlas y conferencias magistrales, expertos y representantes de distintos países abordaron los nuevos retos que enfrenta la conservación de la biodiversidad en la región. Pamela Castillo, viceministra de Ambiente de Costa Rica, fue la encargada de dirigir uno de los paneles y expuso la experiencia de su país en el manejo y gestión de áreas protegidas.
¿Cuáles son los principales retos que tiene América Latina en relación al manejo de áreas protegidas?
El principal reto es lograr articular los esfuerzos de conservación fuera de los límites de las áreas protegidas. Es necesario hacer una integración entre el cuidado de la biodiversidad y los sectores productivos que se encuentran alrededor de estas zonas.
¿Cómo definiría a una gestión efectiva?
Tener estas áreas es un paso grande y un privilegio, pero lograr el flujo de sus servicios ecosistémicos para el beneficio de las personas requiere que trabajemos con un compromiso concreto. Esto abarca la movilización de los fondos para invertir en investigación y gestión de las áreas, al igual que en los corredores biológicos.
¿Qué estrategias se pueden utilizar para lograr este objetivo?
Eso significa trabajar con sectores con los que no estamos tradicionalmente acostumbrados a trabajar. El objetivo es ir en la búsqueda de soluciones conjuntas y las circunstancias actuales ya no nos permiten seguir trabajando desarticuladamente. Esto significa trabajar con los sectores productivos y buscar la manera como sociedades de irnos transformando hacía un modelo económico que respete el capital natural para la prosperidad de los negocios. Como América Latina tenemos también la potencialidad para crecer más en relación a la existencia de áreas transfronterizas.
¿La región debería enfocarse en el modelo de áreas binacionales?
Actualmente son pocas las áreas protegidas silvestres de este tipo. En Costa Rica tenemos el privilegio de tener una de ellas, que es La Amistad, la cual se encuentra entre Costa Rica y Panamá. Somos un continente vivo y para poder conservar la biodiversidad tenemos que ampliar. La vida no tiene límites ni se rige a la frontera de un país. Esto demuestra que América Latina tiene un largo camino por recorrer, tanto en tierra como en mar.
¿El enfoque no debe estar en crear nuevas áreas protegidas, sino buscar nuevos modelos?
Tenemos que buscar y pensar fuera de la caja para lograr estrategias de conservación que nos permitan alcanzar las metas. Hay que dar una adecuada gobernanza y gestión a los corredores biológicos. Además, existen otras figuras que tenemos que ponernos de acuerdo en América Latina para fortalecer una agenda ambiental que tenga sentido, con incentivos positivos para la conservación de la biodiversidad. Tenemos una gran oportunidad gracias a la diversidad de cada país y podemos buscar soluciones innovadoras que complementen y apoyen la conservación de las áreas silvestres protegidas.
Costa Rica se ha posicionado como un referente en temas ambientales, ¿Cómo ha sido su experiencia?
Creo que tenemos esa responsabilidad de compartir la experiencia de Costa Rica que apostó hace 30 años para que su capital natural sea protegido y que se convierta en una manera del desarrollo económico del país. Es así que hace 30 años se creó el sistema de áreas de conservación acompañadas de una segunda decisión que fue un esquema de pagos de servicios ambientales. Esto último ha permitido garantizar la conectividad de las áreas silvestres
protegidas.