Cuando la televisión a blanco y negro al fin llegó a Guaranda, Jaime Calles y sus amigos eran apenas unos jóvenes que gustaban de la buena música y las noches de bohemia. También del fútbol, en especial de esos partidos lejanos que se jugaban en la Copa Mundial en otros países.
Durante los Mundiales, los muchachos subían cada noche hasta Guanujo, donde la señal de televisión era más nítida. “Una buena señora nos puso un televisor en la ventana y nosotros veíamos desde afuera”, cuenta Jaime. Entre ‘turnitos’ y gritos de gol, llegaba la medianoche y de pronto se daban cuenta que ya no había carros para regresar a Guaranda.
En 1969, Augusto Saltos, entonces presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, vio que el Carnaval de Guaranda se estaba perdiendo. Pero conoció a los Piratas y los motivó a presentarse en comparsas. “Él nos invitó a tomar la batuta y salimos la primera vez con terno y las mujeres vestidas a la antigua”, cuenta.
Jaime Calles es el fundador y representante de la agrupación. “Aunque mis amigos me dicen que soy el dueño”, dice riéndose. Con 23 miembros, casi todos están jubilados. Lejos de ser una señal de vejez, ellos lo ven como una oportunidad de libertad para hacer lo que más les gusta: reírse de ellos mismos.
A la hora del Carnaval, ellos recorren las calles de su Guaranda disfrazados de alguna temática en particular. Roqueros, payasos, barrenderos y cavernícolas son algunos de los personajes que han interpretado en estas fiestas. “Planificamos por un año para que nadie nos copie, pero siempre hay algún chismoso”, cuenta Jaime.
Todos son bienvenidos en sus comparsas. La gente se puede unir y desfilar junto a ellos. Eso sí, con una condición: que todos tengan un disfraz y estén dispuestos a reír.
Aunque el Carnaval es su fiesta mayor, Los Piratas no solo hacen de las suyas una vez al año. Este club de amigos se junta todos los viernes para cantar, tocar la guitarra, contar chistes y tomar un trago (“el que quiere”, aclara Jaime).
Con una sala casi llena, Los Piratas trajeron su música a la Casa de la Música, en Quito. Vestidos más elegantes que de costumbre, entonaron canciones tradicionales del Ecuador y también de su autoría. En este club de amigos también hay compositores. “Yo les digo que son autores, cómplices y encubridores”, bromea el fundador. Entre sus piezas originales está ‘El Taita Carnaval’, con la que desfilaron por primera vez.
En los momentos de las reuniones nadie habla de política. “No está prohibido, pero no nos hace falta, no nos interesa en ese momento”. Es que lo suyo se trata de disfrutar la vida y la amistad. Quizá, su mayor talento es encontrarle el lado bueno a todo y reírse de ellos mismos.