Los productos blanqueadores y antiarrugas se basan en fórmulas con ingredientes naturales. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Anabella Andrade se toma unos 45 minutos en la noche para completar su rutina de cuidado facial. “Tengo amigas coreanas y me llamaba la atención su cutis hermoso”, explica la profesora de un centro de tutorías de Quito. Hace unos seis meses averiguó el secreto de belleza de estas mujeres y ahora lo sigue religiosamente.
Andrade, de 29 años, pone a su bebé a dormir e inicia con un desmaquillador a base de aceite, se lava el rostro con una espuma limpiadora y se ayuda de un cepillo facial. Se aplica tonificador y una vez que es absorbido por la piel, se pone un tratamiento de vitamina C.
Una de las lecciones del protocolo coreano es la paciencia y la dedicación. Si en Occidente se busca productos con efectos casi mágicos en contra de la piel seca o grasosa, las manchas u otros problemas cutáneos, en Corea se acostumbra a cuidar de forma diligente la piel desde la infancia. Por ejemplo, usar sombrillas es habitual para evitar los efectos nocivos del sol.
Junto al cuidado diario, unas veces usa una mascarilla de velo y otros un serum. Andrade tiene la piel seca, así que el siguiente paso es aplicarse un aceite de jojoba. Sigue con una emulsión, una crema para los ojos y la crema de noche. Finaliza con una mascarilla de noche, que retira en la mañana.
Al empezar el día, la rutina es más rápida. Se lava el rostro, aplica el tonificador, la emulsión, la loción de cara, el protector solar y el maquillaje. Su piel luce ahora más hidratada y luminosa, suficiente motivación para continuar con el largo paso a paso.
La industria de belleza coreana ha adquirido fama internacional en el último par de años gracias a que cosmetólogos y otros referentes en esta rama han hablado, a través de redes sociales, de lo efectivos que son los productos del país asiático. Revistas como Vogue y Glamour han hecho eco en sus tutoriales los procesos que las coreanas siguen para tener la deseada piel de porcelana.
En Ecuador aún no son muy conocidos estos regímenes, pero al menos dos marcas coreanas ya han hecho su debut. Una de ellas es It’s Skin, importada por Nüsense Medical Spa.
Diana Kwon, presidente del centro de estética ubicado en el Hospital Axxis, asegura que Corea es la meca de la cosmética. La presión social exige una piel perfecta: sin manchas, lunares o arrugas. Debido a la alta demanda, la industria de la belleza en este país ha tenido un gran desarrollo y la competencia ha resultado en la oferta de productos de calidad, efectivos y accesibles.
Mientras en Occidente una crema enriquecida con ácido hialurónico o colágeno supera los USD 60, las marcas coreanas compiten con precios alrededor de los USD 30. Otra firma que ingresó al país hace dos años es Ottie, con líneas de cuidado facial y maquillaje.