El reciente hallazgo del pez diablo negro ha generado un renovado interés en el impacto de los ecosistemas acuáticos en la vida humana. Más allá de la importancia biológica de esta especie, los entornos acuáticos, ya sean naturales o recreados en acuarios, pueden tener efectos positivos en la salud y el bienestar de las personas.
Según un artículo publicado por Europa Press en 2015, las personas que pasan el tiempo mirando acuarios o peceras pueden experimentar mejoras en su bienestar físico y mental, según un nuevo estudio publicado en la revista ‘Environment & Behavior’.
Se trata del primer estudio de este tipo, en el que expertos del National Marine Aquarium, de las universidades de Plymouth University y Exeter evaluaron las respuestas físicas y mentales de las personas que contemplaban tanques con diferentes tipos de peces.
Reducción del estrés y mejor estado de ánimo
El equipo encontró que estas personas experimentaban reducciones notables en la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Además, un mayor número de peces ayudaron a mantener la atención de la gente durante más tiempo y mejorar su estado de ánimo.
Mientras que pasar tiempo en ambientes “naturales” se ha demostrado que proporcionan efectos calmantes en las personas, ha habido muy poca investigación sobre los efectos que podrían tener las ambientaciones submarinas en la salud y el bienestar.
Deborah Cracknell, investigadora principal en el National Marine Aquarium, es la autora del estudio y cree que ofrece un primer paso importante en la comprensión de estas influencias. “Los acuarios y exposiciones de peces se asocian a menudo con la intención de calmar a los pacientes en los consultorios médicos y salas de espera dentales. Este estudio, por primera vez, proporciona una evidencia consistente de qué ‘dosis’ de exposición a estas imágenes bajo el agua podrían tener un impacto positivo en el bienestar de las personas”.
Los investigadores se beneficiaron de una oportunidad única para llevar a cabo su estudio cuando el National Marine Aquarium renovó una de sus principales exposiciones –en un gran tanque de 550.000 litros– y comenzó la introducción gradual de las diferentes especies de peces.
En este periodo evaluaron el estado de ánimo, la frecuencia cardíaca y la presión arterial de los participantes del estudio a medida que se iba aumentando gradualmente la presencia de peces en el tanque.
En este sentido, la doctora Sabine Pahl, profesora asociada en Psicología en la Universidad de Plymouth, ha señalado que, “mientras los grandes acuarios públicos suelen centrarse en su misión educativa, nuestro estudio sugiere que podría ofrecer una serie de beneficios previamente no descubiertos en estos tiempos de mayor estrés en el trabajo y la vida urbana. Tal vez acuarios pueden intervenir y proporcionar un oasis de calma y tranquilidad”, añade.
Por su parte, el doctor Mathew White, psicólogo de medio ambiente de la Universidad de Exeter, considera que los resultados “han demostrado mejoras en la salud y el bienestar, proporcionando una posibilidad emocionante para las personas que no son capaces de acceder a los entornos naturales al aire libre. Si se identifican los mecanismos que subyacen a los beneficios que estamos observando, podremos mejorar el bienestar de las personas que no tienen acceso a la naturaleza”.
Las peceras en casa
Muchas personas tienen peceras en casa no solo por la belleza de los peces, sino también por los beneficios que ofrecen. Observar acuarios puede ayudar a reducir el estrés, bajar la presión arterial y promover la relajación. Este efecto calmante es similar al que se experimenta al estar en contacto con la naturaleza, pero adaptado al entorno doméstico.
Además, el sonido suave del agua y los movimientos lentos de los peces pueden crear un ambiente tranquilo, lo que convierte a las peceras en un “oasis” dentro del hogar. Por eso también se suelen colocar en consultorios médicos o dentales, para ayudar a calmar a los pacientes. Lo que sí hay que aclarar es que tener una pecera requiere de múltiples cuidados.