La exposición reúne 250 piezas que son parte de la colección del museo. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO
Los pesebres navideños son una de las representaciones simbólicas más importantes para las personas que cada diciembre conmemoran el nacimiento de Jesús. Su montaje incluye piezas clásicas como las de José, María y un puñado de animales, pero también otras que hacen alusión al contexto geográfico y cultural de las personas que lo arman.
Un ejemplo de este sincretismo cultural es el pesebre, que desde el viernes pasado se exhibe como parte de la muestra ‘Belén Carmelita: oficios y ocupaciones’, en el Museo del Carmen Alto (García Moreno y Rocafuerte). Es un nacimiento armado con las figuras de la colección de las Carmelitas Descalzas de Quito.
El nacimiento está compuesto por 250 piezas elaboradas entre los siglos XVIII y XIX. Este año, una de las particularidades del pesebre, que se arma desde que el museo abrió sus puertas, es que está poblado de figuras de personajes que habitaron la ciudad durante estos siglos como los aguateros, los yumbos o las hilanderas.
Através de estos personajes también puede observarse la dinámica económica y cultural que existía entre el campo y la zona urbana. Myriam Navas, investigadora del Museo del Carmen Alto, cuenta que uno de los propósitos de este montaje es que el público vea cómo se tejían los vínculos entre el campo y la ciudad para poder abastecer a esta última.
En este belén patrimonial hay figuras de mujeres y hombres mestizos, afrodescendientes e indígenas. Todos convergen en pequeñas plazas públicas donde intercambian productos, como leche, queso, sal, ají o frutas. “Hay mucha presencia femenina -dice Navas- porque las mujeres eran las que dominaban el comercio popular en esos siglos”. Uno de los escenarios más llamativos de este nacimiento es la representación de uno de los obrajes que había en el siglo XVIII, donde aparece un grupo de hilanderas. “Recordemos que a finales de ese siglo la economía de la ciudad giraba alrededor del mundo textil”, explica Navas.
En este pesebre también se realizó el montaje de escenas características del nacimiento de Jesús, entre ellas la anunciación a Virgen María, la huida de la Sagrada Familia del asecho de Herodes, o el taller que tenía José. Las piezas están elaboradas en distintas técnicas. Una de ellas es el chinesco, muy popular entre los artistas de la Escuela Quiteña.
En la sala donde está este nacimiento también hay otro con esculturas de gran formato. Se trata de un pesebre clásico que contrasta con el belén quiteño que está a la entrada.
La exposición estará abierta hasta el próximo 2 de febrero. Las visitas se pueden realizar de miércoles a domingo, desde las 09:30 hasta las 17:30.