Personaje internacional: 30 años del trabajo de Katalín Karicó fueron la base para la vacuna

Las científica húngara ha vivido 35 años en EE.UU. y trabaja para BioNTech. Foto: Reuters

Las científica húngara ha vivido 35 años en EE.UU. y trabaja para BioNTech. Foto: Reuters

Las científica húngara ha vivido 35 años en EE.UU. y trabaja para BioNTech. Foto: Reuters

A pocos años de que cayera el muro de Berlín, y el comunismo con él, en Europa, una joven científica salió de su natal Hungría en 1985 rumbo a Estados Unidos y con unos pocos cientos de dólares escondidos en el osito de peluche de su hija. El propósito era cruzar el océano Atlántico en dirección a la Universidad de Temple en Filadelfia (Pensilvania) donde comenzó su posdoctorado en el Departamento de Bioquímica.

Katalín Karicó dedicó más de 30 años de su vida investigando en la academia estadounidense y con la colaboración de importantes científicos de ese país, descubrieron el uso del ácido ribonucleico o ARN, mensajero de la información genética, que ha servido de base para la creación de la vacuna contra el covid-19, que actualmente lo utilizan Pfizer y Moderna.

Karikó ya había terminado su licenciatura en Biología en los años 70 en la Universidad de Szeged en Hungría, mismo recinto académico donde cursó su PhD en Bioquímica. Sin embargo, sus aspiraciones y necesidades de recursos no tenían futuro en un modelo socialista en bancarrota.

Por ello, decidió continuar sus investigaciones y su vida académica en el mundo libre, primero en Temple y posteriormente en la Universidad de Filadelfia, donde se desempeñó como investigadora en los departamentos de Medicina y Neurocirugía.

En las últimas semanas, periódicos y revistas en inglés, francés, alemán y español en sus versiones digitales se han llenado de semblanzas de la doctora Karicó.

Ella misma se sorprende en su cuenta de Twitter al salir en noticieros parisinos o ser la tapa de diarios británicos. Y no es para menos, su investigación sobre el uso del ARN en vacunas y tratamientos hicieron posible el descubrimiento de la vacuna contra el covid-19, que ya se ha cobrado en el mundo cerca de 2 millones de vidas.

Todas las semblanzas destacan al menos una cualidad adicional de Katalín, además de su excepcional talento científico: la persistencia. En la década de 1990, la doctora Karicó insistió en su investigación sobre el uso del ARN y aplicó a decenas de ‘grants’ (subvenciones) de farmacéuticas y entidades gubernamentales sin éxito.

Incluso las patentes de sus descubrimientos -con la ayuda de su colega el inmunólogo Drew Weissman (a quien, dice el mito, conoció en una copiadora)- fueron vendidas por la universidad donde trabajaba a un pequeño laboratorio que, a su vez, las vendió a una naciente Moderna y al laboratorio de nombre BioNTech.

Ambos, a principios de siglo, no eran tan famosos, pero se entregaron a la investigación de tratamientos con ARN que han probado con éxito en las últimas décadas y que hoy se utilizan para vencer a la pandemia. De hecho, desde el 2013 BioNTech contrató a Kalikó como vicepresidenta, para que supervise estas investigaciones.

The Telegraph, El País y France 24 informaron que Kalikó será nominada para el Premio Nobel. Vive entre Filadelfia y Berlín. Es madre de Susan Francia (medalla de oro en remo en las olimpiadas del 2008 y 2012), sigue casada con su esposo desde hace 40 años y maneja un auto viejo. Se puso la vacuna contra el covid la semana pasada, en la Universidad de Filadelfia, donde aún mantiene su puesto de profesora.

Suplementos digitales