Es quizás el único integrante de la casa que, a diario, se alegra con la llegada de cada uno de los miembros de la familia. Incluso, momentos antes de que se abra la puerta, ya está saltando y moviendo su cola, como parte de la bienvenida a quien regresa agotado de una nueva jornada laboral o de estudios.
Es el perro, que se destaca entre las mascotas, por ser “el mejor amigo del hombre“, y cuyo estatus ha recibido un nuevo reconocimiento. Una declaración científica de la Asociación Americana del Corazón (AHA por su sigla en inglés), establece que “tener una mascota, particularmente un perro, puede reducir el riesgo de desarrollar una enfermedad cardíaca“.
En todo caso, la institución médica dice que no está claro que sea una relación directa. “Pero la tenencia de un perro puede tener un papel causal en reducir este riesgo cardiovascular“, concluye el documento redactado por el doctor Glenn N. Levine, profesor del Baylor College of Medicine de Houston, Texas.
Él actuó como jefe del panel de expertos convocado por la mayor organización de salud cardiovascular de EE.UU., para revisar los estudios existentes sobre los beneficios cardiovasculares de tener una mascota. Las conclusiones se publican en la revista Circulation.
Entre las razones que pueden explicar este fenómeno está el que quien posee un perro hace más actividad física al tener que pasearlo. Asimismo, el estrecho lazo afectivo que existe entre el amo y su mascota, hace que el estrés y las tensiones del primero se alivien rápidamente en presencia del animal, ya que disminuye sus latidos cardíacos y baja su presión arterial.
“Existen razones plausibles psicológicas, sociológicas y fisiológicas para creer que la tenencia de mascotas podría en realidad tener un rol causal en reducir el riesgo cardiovascular”, explica el doctor Levine.
Para el doctor Alejandro Abufhele, jefe del Laboratorio de Cardiología de Clínica Alemana, lo primero a tener en cuenta es que el trabajo se publica en Circulation, que “es una publicación seria, de mucho impacto a nivel médico“.
En cuanto a tener un perro, este profesional, que también es presidente del Departamento de Prevención de la Sociedad Chilena de Cardiología, explica que “si lo sacamos a pasear, esto reduce nuestro sedentarismo y aumenta la actividad física que hacemos. Si, además, la mascota me distrae y me relaja, me está aliviando el estrés”. Entonces, “tiene lógica que tener un perro mejore el riesgo cardiovascular”, dice.
Para el doctor Levine, las pruebas se han ido acumulando y “sentimos que se ha llegado a un punto en que es razonable investigar de manera formal esta evidencia”. Esto, porque la casi totalidad de los estudios que existen solo son de observación, que no permiten comprobar una relación de causa y efecto. Levine advierte que él y sus colegas no están recomendando a las personas adoptar mascotas, por razones distintas a brindarles un buen hogar.
“Si alguien adopta una mascota, pero sigue sentado en el sofá fumando, comiendo lo que se le ocurre y sin controlarse la presión, entonces estamos lejos de una estrategia prudente para reducir el riesgo cardíaco”, dice.
En la declaración de la AHA, se dice que la tenencia de mascotas es una forma de respaldo social no humano, que puede brindar beneficios cardioprotectores en pacientes que ya sufren de una enfermedad cardiovascular.
En un estudio de un año de observación de 369 pacientes, se vio que quienes no tenían perro tuvieron una mortalidad cuatro veces mayor que quienes sí contaban con uno.
Otro trabajo con 96 pacientes cardíacos que estuvieron en un momento en la UTI o en unidades de cuidados cardíacos, demostró que después de un año de seguimiento, el 28% de quienes no tenían mascotas habían fallecido, comparado con el 3% de quienes tenían perro.