Kenneth Branagh dirige una nueva adaptación de la
novela de Agatha Christie. Foto: Outnow.ch.
La escena de un crimen es como un rompecabezas desarmado. Una imagen descompuesta que requiere de instinto, paciencia, capacidad deductiva, una meticulosa observación y, a veces, hasta de un golpe de suerte para recomponer la escena original.
Kenneth Branagh dirige y protagoniza ‘Asesinato en el Expreso de Oriente’. Una nueva adaptación cinematográfica de la novela homónima, de la escritora Agatha Christie.
Intriga y acción se combinan en esta cinta, en la que Kenneth Branagh interpreta a Hércules Poirot, personaje que se suma a una larga lista de brillantes y famosos personajes detectivescos, que habitan el mundo del cine y la literatura.
Detrás de un mostacho, que no tardará en convertirse en referente cinematográfico, Branagh protagoniza una introducción, en la que subraya las cualidades detectivescas de su personaje. Una demostración que roza lo teatral y de la que surgen los motivos de Poirot para abordar un tren que lo llevará hacia un merecido descanso.
En la segunda parte, el director pone en escena una versión lujosa y entretenida del popular relato de misterio, cuya principal cualidad es un espectacular reparto: Penélope Cruz, Judi Dench, Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Willem Dafoe, Deisy Ridley, Josh Gad, Derek Jacobi, entre otros.
Todos son pasajeros de un lujoso tren europeo, donde Johnny Depp es el adinerado hombre de negocios, quien se convierte en la víctima de un cruel y misterioso asesino, que también viaja a bordo.
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Poirot aparece como el único capacitado para resolver tan intrigante misterio y, de pronto, todos los pasajeros de aquel vagón se convierten en sospechosos a los ojos del suspicaz y metódico detective.
Como Christie, el director irlandés lleva consigo el talento del detective y el asesino, lo que le permite desarrollar la trama de una manera coherente, sin excederse en las revelaciones ni en las reservas, pero además dándole a cada personaje su propio tono e historia.
Entonces, el filme pone en marcha un ingenioso y entretenido sistema de acertijos, del que también logra hacer partícipe al espectador, con un reguero de pistas repartidas a lo largo del filme, algunas a simple vista y otras disimuladas en líneas de diálogo o en algún rincón del encuadre.
Sin embargo, por momentos, la intención lúdica de la producción llega a sobrecargarse de una artificialidad, que aleja el relato de lo que podría haber sido un thriller con más impacto narrativo. Al final, Branagh podría haberse arriesgado en la conclusión, pero prefiere un giro más convencional.
En general, es una ingeniosa historia bien contada, que demuestra que no hay crímenes perfectos, pero sí acertijos entretenidos.