Pedro Jorge Vera. Foto: Archivo EL COMERCIO
Se dice que los escritores nunca mueren. Que su voz se mantiene viva gracias al legado que dejan con sus palabras. Pedro Jorge Vera es una digna muestra de esto. Hoy, cuando se cumple el primer centenario de su nacimiento, y a 15 años de su muerte (5 marzo de 1999), su papel en la literatura ecuatoriana genera nuevas dimensiones y significados.
Una de las primeras entradas para conocer cuán viva se mantiene la palabra del escritor, que nunca renunció a una vida en Guayaquil, llega a través de Xavier Oquendo Troncoso.
Durante los últimos años, él trabajó en una antología poética de Pedro Jorge Vera, que fue presentada hace unas semanas en el marco del Encuentro Internacional de Poesía Paralelo Cero. Esta reúne, por primera vez, la obra en verso del autor. Tras rebuscar minuciosamente en archivos públicos y privados, y luego de meses de leer sesudamente la obra, Oquendo llega a la conclusión de que la poesía del guayaquileño “no buscaba la experimentación ni el juego lingüístico o los malabares de la significación. Buscaba denunciar, decir, expresar. Su poesía es transparente y metafórica a la vez”.
Pocas semanas después de su muerte, Jorge Salvador Lara escribió en este medio un emotivo obituario para su amigo. En medio de este, él le dice: “Expresabas siempre lo que de veras pensabas y sentías, irreductible en defender lo que estimabas ser verdad, según las enseñanzas que recibiste y las morosas lecturas con que te ilustraste. Nadie tiene derecho a juzgar tu modo de pensar y por mi parte no te condeno por los desacuerdos; más bien doy fe de que tu sinceridad procuraba dar un testimonio en cada palabra, fiel a la semántica de tu apellido; veritas, verdad, vera”.
Tres lustros más tarde, Fernando Hidalgo, profesor de literatura ecuatoriana, encuentra que la verdad de la que hablaba Salvador Lara está plasmada con mucha fuerza en el trabajo del escritor guayaquileño. A su criterio, sus poemas no solo reflejan una situación íntima del escritor. Estos están atravesados por aquella cuestión política que siempre le preocupó.
En ‘Cartas a la vida’, Pedro Jorge Vera develó parte de aquellas cosas que movían su mundo. Las letras no lo eran todo. El periodismo, como oficio que habla del ritmo de cualquier tiempo, era uno de aquellos ámbitos que complementaban su devoción por la palabra. De esto, Juan Villarroel, uno de los viejos bibliotecarios que transitan por Quito, cuenta que sus textos en los periódicos de la época, vistos a la luz de la contemporaneidad, son una de las mejores excusas para entender el ahora. “Somos productos del pasado. Y si tal vez en sus artículos periodísticos no era tan diestro como en la narrativa, estos son una buena vitrina para entender cómo hemos sobrevivido como nación”.
Nuevos libros
A propósito del centenario, los sellos Paralelo Cero y Eskeletra lanzaron recientemente textos de Pedro Jorge Vera. La primera recopiló su poesía. La otra lanzó ‘El destino’, una novela breve del autor.