Peces amazónicos, en peligro

En las comunidades hay un consumo de 1 kilogramo al mes por persona de pescado. Foto: cortesía Victor Utreras/ WCS Ecuador

El pescado es la principal fuente de proteína de las comunidades amazónicas, pero la sobreexplotación de este recurso y la falta de regulaciones sobre la pesca de subsistencia podría poner en riesgo la sostenibilidad de esta actividad.
Un estudio realizado por Esteban Suárez, de la Universidad San Francisco de Quito, y Galo Zapata Ríos, de Wildlife Conservation Society (WCS) Ecuador, muestra que el contexto social y económico en el que la pesca de subsistencia puede ser sostenible ha sido alterado. La fragmentación de los bosques neotropicales y la utilización de nuevas artes de pesca han influenciado.
Estos cambios no solo podrían llevar a la reducción de las poblaciones de peces, sino que también podrían poner en peligro la seguridad alimentaria de estos pueblos en el futuro. Según este estudio, para el manejo de la pesca de subsistencia en este contexto, es necesaria una combinación de herramientas como el reforzamiento de las áreas protegidas, alternativas para reducir el consumo de pescado y el trabajo con las comunidades que dependen de este recurso.
Fernando Anaguano, biólogo de WCS, explica que entre febrero 2018 y marzo de este año, realizaron un diagnóstico de la pesca de subsistencia en las comunidades kichwa de Pompeya, Indillama, Nueva Providencia, San Roquey Sani Isla. En este trabajo pudieron determinar que se extraen 49 especies de peces, de las cuales 20 fueron capturadas con mayor frecuencia representando el 87,28% de los individuos totales capturados.
La Mylossoma duriventre (Palometa), Brycon sp. (Sábalo) y Prochilodus nigricans (bocachico) son las especies con mayor número de individuos capturados.
Como en otros estudios anteriores, cuenta Anaguano, pudieron evidenciar que los artesanos emplean son los anzuelos y las redes de nailon. En el pasado, las comunidades utilizaban artes de pesca más tradicionales como los arpones o los anzuelos que ellos fabricaban. La cercanía a las ferias ha permitido que puedan tener acceso a estas nuevas herramientas como los anzuelos de metal y el nailon, que son más efectivas para la captura.
Anaguano explica que el problema del uso de las redes es que no es un arte de pesca selectivo, ya que atrapa a peces pequeños y grandes, dependiendo del ojo de malla. El problema relacionado a la captura de peces de menor tamaño es que es posible que no hayan alcanzado la madurez sexual y, por lo tanto, no se hayan reproducido todavía.
En un análisis realizado por este organismo desde el 2006 hasta el 2012, se utilizó la reglamentación colombiana de tallas mínimas de captura, para poder tener una idea de lo que estaba ocurriendo en Amazonía. De las 17 especies analizadas, solo cuatro fueron pescadas sobre las tallas mínimas de captura. Según la reglamentación colombiana, el tamaño mínimo del bocachico, por ejemplo, debe ser de 40 centímetros, pero en el país se pescaban los de 25 centímetros.
Para el último estudio del 2018-2019, dice Anaguano, ya no pudieron hacer un análisis de las tallas de captura, ya que hay un mayor hermetismo en las comunidades. Por eso, dice, se debe apoyar las iniciativas de acuacultura con peces nativos y trabajar con las comunidades para la gestión de una pesca que sea sostenible. Otra de las ideas es ofrecer incentivos y promover otras iniciativas para que puedan generar ingresos económicos.
En zonas específicas de la Amazonía ecuatoriana también se revelaron signos de sobreexplotación de las poblaciones de peces, donde se ha reportado un cambio en la dominancia de las especies. Para Anaguano, es necesario que las iniciativas sean regionales, ya que estas son especies migratorias como el bocachico, que se desplaza hasta 500 kilómetros por el cauce de los ríos.
Ricardo Burgos-Morán, docente investigador de la Universidad Estatal Amazónica, considera que no hay reglas claras de la pesca de subsistencia fluvial en el país. Actualmente, están trabajando en un proyecto con comerciantes de pescado, pescadores que pescan para vender y algunas personas que pescan en la ribera de los ríos. Por eso, dice, es importante capacitar a los pescadores sobre temas como las tallas de captura. Además, explica, hay que entender que esta es una actividad que la han heredado de hace miles de años.
Diego Orellana, director del Proyecto Global Marine Commodities del Proyecto de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo, explica que la iniciativa que él representa busca mejorar procesos de producción en sostenibilidad. En este caso, la Subsecretaría de Recursos Pesqueros va a liderar un proceso de diálogo en mesas de trabajo. Según Orellana, en la actualidad es necesario contar con datos técnicos y procesos participativos para ayudar a la pesca artesanal y de subsistencia.