El arte del sombrero de paja toquilla, objeto de encuentro inédito en Ecuador

Artesanos ecuatorianos recibirán certificación por competencias laborales de sombreros  de paja toquilla de Montecristi. Foto: Archivo EL COMERCIO.

Artesanos ecuatorianos recibirán certificación por competencias laborales de sombreros de paja toquilla de Montecristi. Foto: Archivo EL COMERCIO.

El sombrero de paja toquilla es declarado por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Foto: Archivo EL COMERCIO.

El arte de entrelazar finas hebras para conformar un sombrero de paja toquilla, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y el futuro de esta artesanal industria, serán objeto de análisis en un inédito encuentro en el país.

La cita tendrá lugar entre el 4 y 5 de diciembre del 2019 en el Teatro Municipal de Biblián, cantón de la provincia de Cañar, situado en la región sur interandina del país, y será la primera que se realiza a nivel nacional sobre un producto que cada año adquieren miles de personas dentro y fuera de Ecuador.

La convocatoria cuenta con patrocinios locales y del Fons Valenciá, una asociación de ayuntamientos de la Comunidad Valenciana (este de España) para la cooperación al desarrollo.

El alcalde de Biblián, Guillermo Espinoza, explicó en un acto de lanzamiento del encuentro que se ha buscado que la cita coincida con el séptimo aniversario de la declaratoria por parte de la Unesco del tejido tradicional del sombrero de paja toquilla como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.

Aunque no pudo ofrecer datos acerca del monto que genera la actividad en el país, especificó que alrededor de 13 000 artesanas son las que realizan principalmente la actividad y se reparten en cuatro provincias: Cañar, Azuay, Manabí y Santa Elena.

En total, cerca de 50 comunidades y una quincena de municipios están involucrados en la confección del tejido y participarán en el evento nacional, que busca consolidar la producción del elemento quizás más emblemático del país, el sombrero ecuatoriano también conocido internacionalmente como 'Panama hat'.

"En el caso de Biblián vamos haciendo efectivo el cambio de la matriz productiva, dejando de ser productores de materia prima para darle un valor agregado", manifestó el alcalde.

Gracias a la creación hace cuatro años de la cooperativa de producción artesanal padre Rafael González, el cantón ha desarrollado una marca propia, Babilak, con la que darse a conocer en el mundo y ha logrado exportar 24 000 unidades, especialmente a Europa.

Espinoza indica que las artesanas han dejado de vender el "sombrero en crudo" en la provincia, que ahora cuenta con el primer centro de acopio y aunque el producto estrella sigue siendo el sombrero, se ha diversificado la producción con incursiones en la bisutería, bolsos y estuches de todo tipo.

La representante de Unesco en el país, Ana González, recordó que la inscripción de la actividad en 2012 en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la Organización, "no es el fin en sí mismo, sino que debería constituir el principio de un trabajo importante, en el que los gobiernos locales tienen un rol fundamental para promover y salvaguardar este patrimonio".

Destacó la dimensión productiva que supone la consideración, en la que "los principales beneficiarios de la actividad económica deben ser las comunidades", y el valor social y simbólico de estas manifestaciones, "porque cuando dejan de tener este valor, dejan de ser viables como patrimonio".

Tocada con un sombrero tradicional de color natural, Martha Lema, vicepresidenta de la cooperativa dijo que la confección del sombrero varía en función del tejido empleado, entre un día, si es grueso, y de tres a cuatro, para hebras más finas.

Antes de que decidieran asociarse, las artesanas vendían los artículos a intermediarios por USD 3 ó 4, mientras que en la actualidad la cooperativa les permite sacar entre USD 10 y 11 por unidad, lo que según ella "nos da ganas de tejer".

En el emprendimiento trabajan de manera activa unas 80 artesanas, y el reto es la capacitación constante y poder enseñar a las nuevas generaciones, "¿porqué no pensar en una escuela de enseñanza?", interpela retóricamente Lema.

El origen del sombrero de paja toquilla en Ecuador surgió en la provincia costera de Manabí en el siglo XVII y se extendió por otras regiones del país, si bien no fue hasta finales del siglo XIX y principios del XX, con la construcción del Canal de Panamá, que se popularizó debido a la exportación de millares de piezas para los obreros de esa obra de ingeniería.

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