Los personajes de la Sagrada Familia y los reyes magos llevaron atuendos de la comunidad Salasaka. Esta celebración se realizó en Pelileo. Foto: Glenda Giacometti/EL COMERCIO
‘Ñukak kushi wawa, ñukak llakishka wawa’, canta en coro un grupo de estudiantes de la Unidad Educativa Bartolomé de Las Casas, ubicada en la parroquia Salasaka, en Tungurahua.
Es un villancico tradicional que en cada Navidad interpretan indígenas y mestizos. Un canto que traducido al español significa Dulce Jesús mío, mi niño adorado y se entona durante la novena, donde también se escenifica el nacimiento vivo del niño Jesús.
José, María y la imagen del recién nacido son representados por salasakas. Visten sus atuendos autóctonos compuestos por anaco y bayetas, las mujeres. Mientras quien personifica a José viste pantalón y camisa blancos con bordados en el cuello y mangas y el tradicional poncho negro.
La imagen tallada de Jesús lleva un atuendo indígena similar, al igual que los reyes magos Melchor, Gaspar y Baltazar. La Navidad en estas comunidades indígenas es similar a la mestiza, lo que cambia son los villancicos cantados en kichwa. También se comparte comida típica como el cuy con papas y la chicha de maíz.
“La fiesta es una mezcla de las creencias religiosas y la cosmovisión andina, es por eso que se representa de esta manera”, dice Jorge Caizabanda, estudioso de la cultura Salasaka y funcionario del Municipio de Pelileo.
Estas costumbres se mantienen aún después de la Conquista española y fueron adoptadas tras la evangelización de los pueblos indígenas. Una de las características de esta celebración es que se incluyen personajes importantes como el danzante y el curiquingue.
Caizabanda dice que el Municipio de Pelileo trabaja en el proyecto de recuperación de las fiestas ancestrales y tradicionales. Por eso, apoyan esta manifestación intercultural, porque antes, en poblaciones como Chiquicha, Nitón o El Rosario se hablaba en kichwa.
Al finalizar la novena todos se alistan para iniciar el popular pase del Niño intercultural. Recorren las calles y avenidas de esta urbe con comparsas que los visitan desde otras comunidades campesinas. Carmen Jerez, quien hace de María, lleva en sus brazos la imagen de Jesús recién nacido.
Cuenta que antes de la llegada de los españoles se celebraba según el calendario andino la fiesta del Kapak Raymi (fiesta del florecimiento, en español). Pero esta fue reemplazada de a poco por las costumbres de la Navidad que fusionan lo religioso del catolicismo con las tradiciones que son parte de la filosofía andina.
“El mundo mestizo con la inquisición de la Iglesia Católica, nos impuso estas fiestas. Lo mismo ocurrió con el Paukar Raymi que se lo hace coincidir con Carnaval. Hace dos años trabajamos en el rescate de estas tradiciones”, dice Jerez.
En estas fechas los taitas y mamas transmiten sus conocimientos a los niños; les entregan las herramientas para que comiencen a labrar la tierra, a tejer, hilar o hacer música. “La idea es enseñarles a trabajar y a producir para que no sean ociosos”.
El recorrido que se realizó el pasado viernes duró 20 minutos. Al final, los fieles llegaron hasta el parque Héroes de Paquisha donde se celebró una misa dirigida por el obispo de Ambato, Geovanny Pazmiño.
En ese recorrido participó Willian Masaquiza, quien personificó a José, padre de Jesús. Para él, la celebración de la Navidad allí ya es intercultural porque fusiona los saberes mestizos e indígenas.