Ana Rosa Valdez es curadora de arte contemporáneo y gestora cultural independiente. Foto: Patricio Terán/El Comercio
Paralaje es el nuevo archivo digital de arte contemporáneo que tiene el país. Un espacio virtual de crítica de arte cuya característica principal es que los actores culturales gozan de libertad creativa para escribir sus textos.
Este proyecto, que se inició en septiembre del 2016, tiene como antecedente a Río Revuelto, la página web que Rodolfo Kronfle mantuvo abierta desde el 2003 hasta el 2015.
Ana Rosa Valdez, directora editorial y administradora de Paralaje, sostiene que esta página, a diferencia de Río Revuelto, es un espacio para que la gente también conozca sobre investigaciones de corte histórico y de procesos que no necesariamente están vinculados al arte contemporáneo.
La última entrada que se publicó en Paralaje se titula ‘Museos a debate’. Un texto, de largo aliento, escrito por Valdez en el que reflexiona sobre la exclusión de los actores culturales en la construcción del nuevo escenario institucional en el mundo de la cultura, sobre la situación de los museos públicos y sobre el fomento del centralismo que promueve la Ley Orgánica de Cultura.
Paralaje también se creó como un espacio alternativo a la crítica artística que se produce desde la academia. “Frente a la academia, Paralaje es un espacio más permeable en relación con la escritura de textos críticos. Creemos que es importante lo que producen las universidades pero su escritura, muchas veces, se limita por las convenciones y parámetros de las revistas indexadas”, dice Valdez.
Otra de las características de Paralaje es el trabajo colaborativo en el que participa un equipo editorial que está integrado por Susan Rocha, David Suárez, Guillermo Morán y Oswaldo Terreros, y un grupo de colaboradores como María Guadalupe Álvarez, Óscar Santillán, Paola de la Vega, Edú Carrera, Belén Santillán y Fabiano Kueva.
Los formatos de escritura en Paralaje incluyen textos que pueden ser leídos como comentarios o notas sueltas. Uno de esos textos es ‘Notas sobre la visualidad inkjet’, en donde Kueva reflexiona sobre las imágenes emplazadas en espacios públicos y en el interior de centros culturales del país, basadas en la tecnología de impresión digital inkjet.
En Paralaje se tiene claro que la función de un crítico no es traducir lo que dice el artista. Para su equipo editorial la crítica agrega valor a una obra siempre que pueda desestabilizar discursos tradicionales y proponga nuevas formas y miradas de interpelar al arte y a los objetos artísticos.
Para este año, Paralaje busca consolidarse como un espacio de crítica de arte, cultura y educación y también como un lugar desde el cual salgan nuevas propuestas para el desarrollo del campo cultural, a través de encuentros que vayan más allá de lo virtual.
“En tiempos donde la mayoría de los repositorios de la memoria, los museos, las bibliotecas y los archivos están en crisis, la Internet abre la posibilidad para que la comunidad se apropie de ellos”, dice Valdez.