Clotrimazol es un medicamento antifúngico utilizado para tratar infecciones de hongos en la piel, uñas, vagina y boca. Este compuesto pertenece al grupo de los azoles y actúa impidiendo el crecimiento y la reproducción de los hongos.
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Según el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, el clotrimazol se usa para tratar infecciones como tiña, candidiasis vaginal, balanitis y candidiasis oral.
También es útil en el tratamiento de la pitiriasis versicolor, infección fúngica de la piel que provoca manchas blancas o marrones. Así lo reseñó el diario El Tiempo, de Bogotá.
Este medicamento se presenta en diferentes formas farmacéuticas, incluyendo crema, pomada, gel, polvo, solución y tabletas vaginales.
Es clave seguir las indicaciones médicas
La forma de uso dependerá del tipo de infección y la zona afectada. En general, se aplica directamente sobre la piel o la mucosa afectada, pero es clave seguir las las indicaciones médicas.
Entre los efectos en la salud del clotrimazol está el alivio de los síntomas de las infecciones por hongos. También tiene la ventaja de tener un bajo riesgo de causar resistencia por parte de los mismos.
Como cualquier medicamento, el clotrimazol tiene contraindicaciones. Según la ficha técnica de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, no debe usarse en personas con hipersensibilidad conocida a este compuesto.
En ese sentido, se sabe que también debería evitarse su uso en embarazo y lactancia, excepto cuando lo indique su médico tratante.
Entre los efectos secundarios más comunes se encuentran irritación, enrojecimiento y picazón en la zona de aplicación.
En casos poco frecuentes pueden presentarse reacciones alérgicas graves, que requieren atención médica inmediata. Por eso lo mejor es consultar con un experto antes de aplicarse cualquier crema o gel.