Jorge Alejandro Fegan interpreta a José Luis en la cinta. Foto: cortesía Ostinato Cine
Javier Izquierdo parte de la historia real de un guerrillero del grupo Alfaro Vive Carajo abatido en el gobierno de León Febres Cordero, para crear una ficción cercana al drama histórico, en la que reflexiona sobre el carácter universal de la amistad y la lucha de clases, que se estrena en cintas como ‘Panamá’.
El tercer largometraje del cineasta ecuatoriano estará desde este viernes 10 de enero del 2020 en las carteleras de Quito, antes de continuar su exhibición en otras ciudades.
Ambientado en los años 80, se centra en la historia de dos amigos que se reencuentran por casualidad en Panamá, años después de dejar el colegio.
Ambos se toman un tiempo para charlar y evocar una vieja amistad, que termina exponiendo sus diferencias ideológicas y los planes de un atentado con repercusiones políticas que permanecerá latente.
Delimitado por un rodaje de apenas siete días y un presupuesto de USD 50 000, Izquierdo apuesta por una película de interiores, filmada en blanco y negro y de diálogo sostenido entre dos personajes, como un recurso estético y filosófico.
Por un lado está Diego Coral, que interpreta a un hombre que atiende los negocios ilícitos de una familia de banqueros a la que está vinculado, a través de un matrimonio por conveniencia. Por el otro aparece Jorge Alejandro Fegan, en el papel de un hombre disidente de su propia clase social y convertido en líder guerrillero que se mantiene en la clandestinidad, mientras planifica un nuevo golpe en Ecuador.
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Ambos personajes protagonizan largas escenas en las que intercambian recuerdos de la adolescencia y detalles sobre su vida en la actualidad.
El filme escapa de la monotonía cuando la época en que transcurren los hechos enmarca ciertos códigos y formas de la amistad entre dos hombres, que abren interrogantes y ponen en perspectiva el universo masculino contemporáneo.
“El filme explora el mundo masculino con una intención crítica e interrogativa”, dice Izquierdo sobre la presencia casi exclusiva de dos personajes hombres frente a la cámara.
En esa interacción, el filme de Izquierdo amplía sus posibilidades de lectura y empiezan a emerger los detalles que componen el retrato de una sociedad marcada por la inequidad social, que amplifica la diferencia de clases, la violencia, el machismo y el racismo.
“Me sorprendió lo actual que se siente la película en relación con los últimos acontecimientos políticos y sociales que ha atravesado el país”, dice Fegan sobre la resonancia de los temas que aborda el filme.
La amistad de los actores tras cámaras favorece el flujo natural de las actitudes y emociones que transitan por la apatía, la nostalgia, la duda y la intriga.
Las preguntas abiertas sobre el desenlace del encuentro funcionan como catalizadores de la curiosidad, que puede atraer el interés del público hacia la amistad como una experiencia universal y hacia la historia política del país como un ejercicio de memoria y reflexión social.