Diego Delgado, terapeuta, especialista en adicciones
Un reciente informe del Consejo Nacional de Sustancias Psicotrópicas y Estupefacientes reveló que los ecuatorianos empiezan a ingerir bebidas alcohólicas a los 12 ó 13 años. ¿A qué se debe que en el país se beba tanto?
El consumo en sí responde a factores sociológicos, económicos y culturales. De entre las personas económicamente activas y los jóvenes, más del 80% consume alcohol. Aún más, el 30% de esa población tiene problemas con el alcoholismo. En otros países ese porcentaje ya se considera una enfermedad, pero aquí no se tiene conciencia deque es grave.
Usted señala que igual es alcoholismo, a pesar de que no todos beben con la misma intensidad.No es cuestión de dejar de beber y ya está sano. El problema es más de fondo. Responde a un esquema en el que, por ejemplo, la persona cambia de estados de ánimo o desatiende prioridades. No importa si bebe una o 100 cervezas. Tampoco de que a los 15 años llegue a casa solo mareado, si a los 25 años es candidato a volverse un abusador del consumo y a sufrir un accidente con consecuencias fatales.
¿Pero por qué se da ese comportamiento?
Tiene que ver con muchos aspectos atados a las celebraciones. En Ecuador hay festivos con hasta cuatro días libres. Y eso se vuelve un pretexto para las reuniones y la mayoría incluye alcohol.
¿Por qué en casi toda ocasión debe haber alguna bebida alcohólica?
Es por los vacíos y la falta de comunicación. Desde muy pequeños nos enseñan solo a obedecer órdenes, sin la posibilidad de manifestar nuestros pensamientos. Al final la única salida es asumir una actitud y ser parte de un grupo con identidad colectiva.
Pero, ¿por qué el alcohol se convierte en el desfogue?
Porque estimula a desfogar lo reprimido. Genera un aliciente a la parte dormida y la persona expresa lo que siente y piensa, pero de manera potencializada. De allí el peligro para quienes tienen trastornos de conducta. Pueden causar daño a terceros e incluso autoagredirse. Ese es un pedido de ayuda a gritos.
¿Vencer al alcohol es cuestión de personalidad?
Quien tiene una personalidad fortalecida sabe cómo controlar el consumo. Caso contrario resulta influenciable. En ese sentido, la mayoría de ecuatorianos culturalmente está acostumbrada a seguir reglas y no a crearlas.
¿A esa debilidad es a donde apunta la publicidad que promociona licores?
Sí. La publicidad, por ejemplo, recurre a escenas donde el licor aparece en medio de mujeres. Juega con el mensaje de que la mujer es la debilidad del hombre. Además, le transmite una sensación de compañía. Por eso recurre a imágenes de grupos de amigos en la playa y el bebedor inconscientemente se identifica con ese momento y se ve atraído.
¿Cómo la persona puede darse cuenta que está en el umbral del alcoholismo?
Depende de cómo reaccione. Si se aferra al alcohol y no logra entender las prioridades. Si gasta el dinero del arriendo o de la comida o no reacciona ante una urgencia en su hogar, es porque su nivel de consciencia está bajo. Pero no es un problema que se pueda superar, ni se vuelve peligroso. Solo hay que tratarlo.
¿Adónde le empuja el alcoholismo a la persona?
Empieza con una degradación personal y física. Hay una disfuncionalidad. Se resta la parte humana y se pasa a una actitud más instintiva, la persona se vuelve inmediatista e impulsiva.
¿También es una vía hacia la violencia intrafamiliar?
La familia tiene dos caminos: se aleja del agresor o se adapta a él. Esto último también es una debilidad y se convierte en cómplice. La persona será agresora mientras en su entorno le permitan. Además, la culpa no es del alcohol, sino solo es un detonante. Por eso en la rehabilitación de un alcohólico se busca una reconciliación con sí mismo.
¿Es concebible el ideal de que un día el licor no sea imprescindible en celebración?
Para eso hay que partir de la educación desde niños. Pero no solo en la escuela, sino en el hogar. Si papá, a quien el hijo admira, llega ebrio, él cuando sea joven también lo hará y no habrá la autoridad suficiente para controlar.
Hasta que ocurra ese cambio, ¿qué hacer?, ¿la medida del Gobierno es correcta?
Es un maquillaje al problema de fondo. Habrá un efecto relativo, ya que el grupo de consumo solo se adaptará a los horarios. Es decir consumir más temprano.
Entonces, ¿cómo lograr un verdadero cambio?
Primero tomando medidas, no solo como la actual de restringir los horarios de venta, sino fortalecer el amor intrafamiliar, entender como un compromiso para con la familia con una cuota de sacrificio. No juzgar al alcohólico, sino ayudar a superar su adicción.