Segundo Alarcón y Mariana Urbina decidieron comprar, desde hace cuatro meses, las recetas con su dinero. Ambos tienen un trasplante de riñón y no toleran los genéricos que les entregan en el Seguro Social.
Alarcón, manabita de 52 años, cuenta que luego de consumir genéricos tenía vómito, dolor de cabeza y molestias en los músculos. Eso también le afectó en su trabajo como ingeniero industrial en el puerto de Manta.
“Estoy comprando las pastillas (Cicloporina) con plata de mi bolsillo. La otra medicina me hace daño. Una caja de 50 pastillas cuesta USD 165 y dura 20 días, pero tenemos un descuento especial y pago USD 65”, dice Alarcón, quien recibió el trasplante hace 40 meses.Una situación similar le ocurre a Urbina, de 42 años. Ella consume 12 pastillas diarias y gracias a un convenio de descuento con un laboratorio gasta USD 200 mensuales. Ella no ha consumido los genéricos del IESS por miedo a los efectos que causan.
“Tengo que cuidar mi riñón donado por mi hermana. Trabajo más para comprar la medicina”.
Alarcón y Urbina están afiliados a la Asociación Nacional de Trasplantados de Órganos del Ecuador, que hace tres meses lideró las protestas frente al edificio Zarzuela, donde funciona el Consejo Directivo del IESS, en Quito. Cada martes, se reunían para reclamar porque el Seguro no les provee de medicamentos de marca sino solo genéricos. Luego de varios días de no recibir una respuesta declinaron.
Romel Moya, presidente de la asociación, dice que los plantones fueron improductivos y no lograron respuestas del Presidente del Consejo Directivo y delegado del Ejecutivo, Ramiro González.
“Somos pacientes con defensas bajas. El esfuerzo físico comenzó afectar a los compañeros. Por reclamar no podíamos estar expuestos al sol”, manifiesta.
Este gremio agrupa, en Quito, a 220 pacientes trasplantados y en todo el país a 1 300. Tras las protestas, González respondió que no se reunirá con la Asociación. Esta entidad aseguró que la entrega de los medicamentos genéricos está contemplada en los cuadros básicos de tratamiento.
Pero a diferencia de Alarcón y Urbina hay otros pacientes que también tienen un trasplante, pero no tienen la capacidad económica para comprar los productos de marca.
Roberto Ordóñez, guayaquileño de 23 años, es uno de ellos. No tiene suficiente dinero para comprar las medicinas de marca, por lo que alterna con los genéricos que le da el IESS. Cuando consumía solo genéricos “pasaba con vómito, mareo, diarrea y debilidad. Empecé a combinar los dos tipos de medicamentos”.
El médico nefrólogo Marco Pardo explica que lo más recomendable es consumir solo productos de marca, para que “el órgano y el cuerpo asimilen mejor” la medicación. Según la Asociación, los medicamentos suministrados a los pacientes son el resultado de investigaciones de los respectivos médicos tratantes. Por esta razón, hay pacientes trasplantados que consumen Azatriopina, otros Ciclosporina, Certicán, entre otros.
Los dirigentes de la Asociación iniciaron trámites en la Defensoría del Pueblo y en la Asamblea para buscar una solución.
Carlos Velasco, titular de la Comisión de Salud de la Asamblea, explica que ha mantenido una reunión con los voceros de la Asociación y solicitó detallar este caso por escrito.