Pacientes con enfermedades catastróficas y sus familias marcharon en Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Bajo el lema “Exigimos, sentimos, vivimos”, inscrito en sus camisetas blancas, decenas de familiares y pacientes con enfermedades catastróficas participaron en una marcha y en una casa abierta la mañana de este sábado 17 de octubre del 2015, en el centro de Guayaquil.
La caminata, que partió desde la calle Malecón y Sucre, hasta la explanada del Maac, tuvo por objeto visibilizar la situación de los pacientes y crear conciencia sobre enfermedades catastróficas.
La actividad fue organizada por la Asociación de Pacientes con Cáncer Esperanza y Vida, la Asociación de Pacientes Renales y Trasplantados ‘Caminando hacia la Luz’, y organizaciones unidas frente a enfermedades raras y huérfanas.
“Queremos fomentar el tema de la donación de órganos y el de la prevención. La mayoría de pacientes con insuficiencia renal son diabéticos, entonces fomentando una alimentación balanceada y el ejercicio físico estamos previniendo”, indicó Dora García, presidenta de la Asociación ‘Caminando hacia la Luz’, con 300 miembros entre enfermos renales y pacientes con transplantes.
Los participantes aprovecharon para reivindicar el acceso a la atención médica y a medicamentos de calidad. Con 2 600 enfermos con insuficiencia renal en Guayaquil, a Rosa Pezo, de 57 años, le preocupa que el Ministerio de Salud mantenga los convenios de pago con las clínicas que ofrecen el servicio de diálisis en la ciudad.
Ella sufre insuficiencia renal crónica desde hace dos años, perdió la pierna derecha y asiste a diálisis tres veces por semana. “Es una enfermedad que exige control permanente, se sufren problemas de presión, y complicaciones porque en muchos casos somos hipertensos y diabéticos“, explicó Pezo, que asistió a la caminata en silla de ruedas.
En el caso de los transplantados necesitan de medicina inmunosupresora, de la que por momentos existe escasez o “la cambian por otra medicamentos de más baja calidad”, señaló Dora García, de 43 años, que hace ocho obtuvo un transplante de riñón tras 12 años sometida a una máquina de diálisis.
“Toda la inversión que hace el gobierno y el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social con los transplantes, debe ser respaldada con el postrasplante. No se debe descuidar el proceso porque queremos seguir viviendo transplantados”, indicó García.
Según cifras de la Asociación, al menos 480 personas con insuficiencia renal crónica están en lista de espera por un riñón en la ciudad, algunos de los que marcharon este sábado llevan esperando más de cinco años. Esto a pesar de que por Ley todos los ecuatorianos se convierten en donantes de órganos y tejidos al momento de morir, a menos que en vida hubieren expresado lo contrario.
Isabel Bermeo, presidenta de fundación de Fibrosis Quistica, explicó que uno de los mayores retos para el sistema de salud consiste en la implementación del rastreo neonatal como el mejor método de prevención para estas enfermedades.
La casa abierta, que instaló media docena de carpas en la explanada baja del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (Maac), en la que estaba previsto realizar tomas de presión y exámenes de glucosa, tuvo fines principalmente informativos. “Estamos entregando folletos para que la ciudadanía conozca la sintomatología de las enfermedades, y sepa cómo se pueden prevenir”, señaló Francisca Reinoso, presidenta de la Fundación Esperanza y Vida.